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El brandy Fundador celebra su 150º cumpleaños con un concurso que se viene anunciando, desde hace varias semanas, en las páginas de este diario y de todo el Grupo Joly. No conozco las bases, que pueden consultar en el código QR que aparece en dichos anuncios, pero me ha recordado la promoción que Domecq hizo en los años sesenta: el “Disco sorpresa de Fundador”. En cada estuche de tres medias botellas iba un EP (recuerden, 4 canciones a 45 r.p.m). He puesto brandy, pero entonces todavía se podía etiquetar coñac, una españolización de “cognac”. En medio de cada cara sonaba un “jingle”, que se hizo popularísimo: “Está como nunca el coñac que mejor sabe, está como nunca porque es seco y es suave (…) Redondo es el disco sorpresa de Fundador (…) Redondo es el placer del que bebe Fundador, redondo es el coñac que está como nunca (dos bises)… ¡Fundador!”. A veces, al terminar el anuncio decían que te había tocado un premio. A mi padre, fiel consumidor de esa marca, solo le tocó un premio: otro estuche de tres medias. Eran canciones populares de todo tipo -Perfidia, Calendar girl, Yo que no vivo sin ti, La Yenka, canción española- en versiones de cantantes desconocidos.
En aquellos años sesenta, y algunos lustros después, los españoles bebíamos –aparte de mucho más vino que ahora- coñac y anís. Con frecuencia, de garrafa. En Navidad se compraban unas botellas de marca y licores dulces como Licor 43, Pipermín, Parfait amour y Kola Cortals (o Llorens) para los “americanos”. En las celebraciones se ofrecían en una bandeja varios vasitos o copillas, una botella de anís y otra de coñac. El coñac era muy consumido en los famosos poches, que solían hacerse con coñac de garrafón. Los más “delicaos” pedían Tres Cepas, otra marca de Domecq, mítica bodega que, por cierto, cerró hace tiempo; hoy comercializa ambos brandies la Bodega Fundador, que ha pasado por numerosas manos (a los interesados en más detalles les recomiendo encarecidamente “El libro de los vinos de Jerez” (Ed. Almuzara, 2022).
El Fundador de hoy no tiene nada que ver con aquel “coñac”, que no era tan suave como decía el anuncio. Tienen varias versiones con diferentes crianzas, desde el Solera (entre seis y doce meses de barrica) hasta el de 18 años, criado en barricas de oloroso. Precios en consonancia, aunque no son escandalosos comparados con otros espirituosos.
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