Una España invertebrada

Reflejos

13 de noviembre 2024 - 03:07

Los últimos acontecimientos meteorológicos, sufridos en la Comunidad Valenciana, han puesto de manifiesto la auténtica realidad social española. Han aflorado tres conceptos, del pensamiento presente, sobre el actual Estado constitucional. Hay una España institucional, otra política y la real, aquella invisible pero permanente en la memoria.

Existe en la política nacional dos modelos de entender el Estado, uno basado en el texto constitucional, el cual lo considera como un conjunto autonómico, y está aquel que, en su labor transformadora, comprende el Estado como un ente plurinacional, hablando de él como una organización federal, cuando en realidad se refieren a la confederación, pero no proponen estructuras que den respuesta a la coordinación del conjunto que forman. A este modelo lo llamo activo, es decir, el que se está ejerciendo en la práctica política de la administración central. Si a estas dos concepciones distintas, del territorio hispánico, le sumamos la falta de entendimiento entre conservadores, izquierda y nacionalistas, resulta que la descoordinación se hace más profunda, pues no existe entendimiento entre ambos bloques, existiendo choque de decisiones, miedo a equivocarse y fallar. No existió una comunicación real entre todas las partes.

Frente a esta idea de estructuración del Estado plurinacional, y descoordinación institucional, responde el pueblo español, desde todos los territorios patrios, actuando como una familia en común, con todas sus peculiaridades regionales e históricas, pero unidos en la idea de pertenecer a una misma comunidad histórica superior, hermanados culturalmente, resistentes a todo el bombardeo ideológico que quiere seccionar su unidad. Surge una fuerza primigenia, auténticamente popular, independiente de ideologías, generosa, patriótica, sedimento donde pervive la idea inmortal de España. Existe un modelo estatal desestructurado, por los motivos expuestos, en el que no coincide el deseo ideológico con la realidad social, la cual vive ajena a sus vaivenes y fantasías.

El pueblo español consciente de esa divergencia, ve al Rey, al Ejército, Fuerzas del Orden Público y Justicia, como organismos que responden a su realidad nacional, pues están apartados del juego táctico de la política. Es pues necesario que exista una convergencia, entre la estructura política y el pensamiento social.

Pensar España como modelo plurinacional, por una parte, o entenderla como autonómico, sin estructuras coordinadoras centralizadas, ha generado la situación en que se encuentra la actualidad nacional. Estamos en una España invertebrada.

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