Reflejos
Francisco Bautista Toledo
Víspera de difuntos
El pasado 23 de junio murieron en la en la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Almería, cinco ejemplares de ungulados en época de cría, tres gacelas mohor, una hembra de arrui y una gacela de Cuvier, todas en peligro de extinción.
Murieron como consecuencia de los conciertos que el Ayuntamiento de Almería celebró en el Parque de La Hoya.
Qué iniciativa tan inoportuna por parte del Ayuntamiento, y todo por la urgencia de publicitar la remodelación del parque, y a pesar de las advertencias de la directora de la EEZA sobre el peligro de los conciertos para el bienestar de los animales.
Este hecho se enmarcaría en un un delito de maltrato animal, amparado por la reciente publicación de la Ley Orgánica 3/2023 de 28 de marzo, cuyo conocimiento parece haber ignorado el Ayuntamiento.
Como veterinario considero que estos hechos suponen una gravísima negligencia del Ayuntamiento de Almería, representado por la alcaldesa, María del Mar Vázquez, y el concejal de Cultura, Diego Cruz, cuyas explicaciones sobre que “en ningún momento se han superado los valores de ruido autorizados” o “el volumen del ruido de los conciertos fue inferior a los decibelios de un teléfono móvil” dejaron mucho que desear, por no hablar de las faltas de respeto hacia Sonia Domínguez, la veterinaria investigadora, cuya profesionalidad, lamentablemente, también fue cuestionada.
Y quisiera asimismo constatar la continua connivencia del programa de La TERTULIA de Interalmeria TV, con la actuación del Ayuntamiento, que a lo largo de varios programas con unos contertulios carentes de formación, de argumentos sólidos, e ignorantes de la gravedad de lo acontecido, el presentador del programa terminó calificando con absoluta frivolidad este gravísimo hecho como “una serpiente de verano”.
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