Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
Se sabe que en Moncloa todos los temas están controlados por los asesores. Tienen un gran equipo estratégico para que no haya ningún fallo y haya una respuesta clara si la oposición o los socios se ponen groseros. Aunque claro, en la vida te aparecen cosas inesperadas que aunque intentes controlarlas de alguna forma el lodo sigue subiendo sin control.
El caso de la esposa del presidente es pura dinamita. Informaciones diarias que hacen que Sánchez no sepa dónde meterse. Para colmo, el juez Peinado se va a presentar en la residencia presidencial para preguntarle como testigo. La bola se hace más grande. Me sorprende que ese equipo de gobierno y presidencial no haya sabido pararlo. El principal error de la crisis-política-familiar del presidente es que no ha escuchado a un socio que ha sido principal para la izquierda y la derecha. Hablo del PNV y de la reflexión que hizo hace unos días su portavoz, Aitor Esteban, al presidente sobre las escandalosas informaciones sobre Begoña Gómez. Unas palabras clave que definen muy bien la política que estamos viviendo hoy: “Me sorprende que nadie diga que hay cosas que simplemente no se pueden hacer; no porque las prohíba la ley, sino que no se deben hacer; me sorprende que nadie hable de ética y estética, en vez de ordenamiento jurídico; (…) hay límites más allá de lo legal (…), y para eso lo único necesario es un poquito de sentido común. (…) No abordar el aspecto ético me parece un error”. Y es así, no somos quién para decir que lo que se ha hecho es ilegal o no, pero ¿dónde está la ejemplaridad política? ¿En qué cabeza cabe que un presidente del Gobierno se reúna con un señor como Barrabés con su mujer presente? Un poquito de cabeza, y más sabiendo que si al socio le metes en un berenjenal importante va a abrir la boca.
A día de hoy hay que ser muy torpe para cometer este tipo de errores. Es como el político corrupto que al día siguiente de llevárselo se compra un Porsche y yate. Claro, y esto ya no es novedoso, las redes arden con aquellas palabras de Sánchez en 2017 sobre la declaración de Rajoy en el caso Gürtel en las que se pedía la dimisión urgente. Lo triste es que nos comemos todo con patatas y hemos llegado al nivel de que nada ya nos sorprende.
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