Francisco Bautista Toledo

Enseñar a elegir

Reflejos

03 de julio 2024 - 03:10

La vida de las personas está definida por las elecciones que han ido realizando en el transcurso de sus aconteceres.

Primero, tienen que elegir su carrera profesional u ocupación laboral. Sus circunstancias familiares, sociales y emocionales, influyen en su elección, más es el carácter intelectual el que dirige el proceso electivo. Casi a la par, o posteriormente, se eligen los mejores amigos y compañías, que influirán grandemente en la forma de ver la realidad. También aparece el momento de encontrar la pareja adecuada, conformando con las situaciones descritas anteriores, el signo de marcará el ritmo de los acontecimientos que se sucederán a lo largo de la vida.

Hay personas que tras un mal comienzo son capaces de rehacerse, sea por un consejo oportuno, o acaso por ideas recibidas en su juventud, mas en la mayoría de los casos su vida es como un río caudaloso, con infinitas bifurcaciones, siendo una de ellas aterradora por el ímpetu destructor de su corriente, otra más mansa, serena, proveedora de paisajes felices y oportunos, estando arrastrado por el torbellino el insensato elector.

Son los primeros años de los jóvenes importantes para el futuro devenir, por las decisiones que adopten. Decía Baltasar Gracián que “vemos cada día hombres de ingenio sutil, de juicio acre, estudiosos y noticiosos también, que, en llegando a la elección, se pierden. Escogen siempre lo peor, páganse de lo menos acertado, gustan de lo menos plausible”.

La elección de los asuntos de la vida no depende del ingenio ni sabiduría, como tampoco del esfuerzo ni suerte, sino del genio que organiza el pensamiento de las personas. Así lo decía el autor aquí citado: “no bastan ni el estudio ni el ingenio donde falta la elección.” El ensueño y fantasía raptan la mirada de la verdadera escena real, proponiendo fantasmales mundos imaginarios, unas veces producto del embaucamiento, hay otras en las que es la ilusión propia quien interna el entendimiento por senderos sin salida, siempre en la búsqueda del descubrimiento luminoso, y éste no llega jamás, y si aparece se suele perder por ausencia de apreciación, pues quien así se rige es ciego a lo auténtico.

La pasión, la prevalencia de la emoción sobre la razón, es mala guía para el futuro personal, pues conduce hacia fracasos, malas experiencias, infelicidad en los sujetos.

Es por lo que la primera regla de la educación es enseñar a elegir, mediante la reflexión, prudencia, escepticismo crítico, razonamiento. Deben los menores aprender a controlar sus impulsos, optando por la sensatez y pensamiento lógico.

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