Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
Un placer que viene de lejos para muchos ciudadanos es bajar temprano al quiosco y comprar el periódico, desayunar y ponerse a leer con toda la calma del mundo. Y sé de algunos que terminan la lectura y alcanzan el clímax cuando se “enganchan” para hacer el crucigrama. ¿O no, amigo lector? Pero un tiempo a esta parte resulta cada vez más difícil cumplir con este ritual. Vaya por delante que somos muchos, muchísimos los enamorados del papel prensa, del papel revista. Pues bien, cada vez hay menos sitios (quioscos y estancos) donde comprar periódicos o las revistas semanales o de fin de semana (papel del corazón), los quioscos están desapareciendo a velocidad de crucero y parece que a nadie le importa. A mí, sí, y a muchos más. Porque el quiosco no es solo el establecimiento en donde te venden la prensa y las revistas, los coleccionables, los fascículos, un chicle o incluso un libro. Es mucho más.
El quiosco es un lugar comunitario, un espacio de socialización con el quiosquero y otros vecinos o transeúntes, un lugar de cultura popular, un baluarte frente a la soledad de muchos y el anonimato. Recuerdo de mi infancia que había quioscos especializados en el cambio de novelas del oeste y de Corín Tellado. Los quioscos, si me apuran, son un servicio público. Nuestras calles, nuestro Paseo es menos nuestro sin quioscos. Sea de la naturaleza que sea. No soy el primero, ni el último en lamentarse de este fenómeno. Lo mío y lo de otros no es melancolía, es nostalgia.
El paisaje de la ciudad dentro de muy poco se verá “dañado” cuando empiecen a retirarse los quioscos que han sido parte del movimiento social de los almerienses. Gracias a la Ordenanza Reguladora de la Ocupación del dominio público a algunos se le ha declarado extinta su actividad y su concesión administrativa. El Consistorio ha revisado el censo de estos establecimientos ubicados en el Paseo de Almería, la mayoría reconvertidos a otra tipología de negocios con venta de artículos variopintos como macetas o recuerdos de Almería, dando orden de cierre a tres de ellos.
Hace cuatro años el Ayuntamiento capitalino dictaminaba la extinción de nueve quioscos. Tienen dos meses para desmantelar y desaparecer de la avenida comercial que, pronto, además estará en obras de remodelación, siendo una incógnita todavía el futuro inmediato de los afectados. Sí o sí hay que honrar a quienes desempañan este trabajo. El quiosquero, mi amigo.
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