Elogio de la prudencia

Lo que de verdad importa

27 de junio 2024 - 03:10

Te gustan los deportes en general, y el fútbol en particular, así que este mes de junio vienes disfrutando de los diversos partidos de las selecciones que participan en la Eurocopa 2024. Por supuesto, los mejores son aquellos en los que interviene el combinado español, que hemos aprendido a compartir con nuestra familia, amigos, o los de las mesas cercanas en los bares y terrazas, en uno de esos momentos en que parecemos ponernos de acuerdo los que nos identificamos con esta nacionalidad, a pesar la diversidad de orígenes a lo largo de nuestra geografía que tienen los jugadores, que en estos acontecimientos nos parecen todos nuestros.

La fase de grupos ha ido bien, y el equipo encara los partidos restantes esperando llegar a la final, con entusiasmo moderado, por aquello de que, a partir de ahora, se juega todo a una carta, que pueden no salir las cosas bien, o simplemente, que el rival tenga un mejor día que el tuyo. Las cuotas de pantallas de los diversos encuentros, y especialmente, cuando juegan los nuestros, son destacables, lo que no te resulta sorprendente, porque más allá de la competición, se activan nuestras emociones colectivas, cuando te rodeas de entusiastas que coinciden en los anhelos.

En los años cercanos en que se han alcanzado las metas, como en las Eurocopas de 2008 y 2012, o el Mundial de 2010, la comunión con la selección ha sido impresionante, y los españoles nos hemos sentido parte de los éxitos. Parece que este año nos encontramos también en ese estado de ánimo que parece preceder a los grandes momentos, y te resulta interesante el papel del seleccionador, que no es el de un entrenador, que dispone de tiempo y de jugadores estables para desarrollar un proyecto, y del que se espera que sepa de fútbol, y sobre todo, de futbolistas, y que sea capaz de imaginar relaciones y de crear dinámicas de grupo que puedan fomentar, en poco tiempo, el sentido de pertenencia y el compromiso con el mismo. Aprecias su labor especialmente en la decisión de quién disputará cada partido, cada historia diferente, en la huida del protagonismo personal en las victorias, y en la asunción de la responsabilidad en las derrotas.

Y parece coincidir el éxito con la imagen de quien ha ejercido o está ejerciendo esa función, con sensatez, tacto, templanza, moderación en suma, prudencia que rige en lo que de verdad importa, la victoria del equipo.

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