Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
Que los dioses del Panteón greco romano eran viajeros se atestigua sobradamente en las recitaciones mitológicas de autores latinos y griegos, y muy especialmente en las Metamorfosis de Ovidio donde con todo tipo de detalles se recrean sus pintorescas andanzas.
Por eso, no es de extrañar que aún en tiempos recientes hayamos encontrado, lejos de la ubicación del original, una copia de la conocida inscripción dedicada a MARTE DOMINO, procedente de la antigua Murgi romana, que actualmente se conserva en la Colección Arqueológica de este municipio.
La copia a que hacemos referencia fue localizada en 1981 durante la realización de unas obras en las estancias anejas a la sacristía de la iglesia Parroquial de Santiago de Totana (Murcia), lugar en el que actualmente se exhibe. El monumento no ha sido copiado íntegramente, puesto que el soporte empleado para la inscripción no es un ara, como en Murgi, sino una lápida de mármol de 41,5 x 33,5 x 6 cms. El texto, por el contrario, es idéntico:MARTI, DOMINO, RESPVBL, MVRG distribuido igualmente en cuatro líneas, con unas letras bien trazadas y de mayor altura que las del documento original: “La ciudad de Murgi a Marte Soberano”, una denominación específica de la divinidad que probablemente encierra la identificación con una divinidad autóctona del lugar.
Pero dejando consideraciones científicas aparte, lo realmente llamativo es el hecho de su existencia en un lugar tan alejado de El Ejido, y por qué y por quién se llevó a cabo.
A ambas preguntas no resulta excesivamente difícil contestar. La primera encuentra respuesta en el ambiente de falsificaciones de objetos arqueológicos que pulularon en Totana a finales del s. XIX, donde se destacaron dos conocidos falsificadores de objetos algáricos, El Corro y El Rosao, que se lucraron de su evidente habilidad para engañar incluso a conocidos especialistas. Todavía es probable que más de un producto salido de sus manos se encuentre en museos de Murcia o Almería.
En cualquier caso, no creo que en la copia que nos ocupa tuvieran parte los anteriores “artistas” mencionados. Se necesitaba un mayor conocimiento académico y del lugar de procedencia del original y, por consiguiente, una proximidad al espacio geográfico donde apareció el ara dedicada a Marte. Y llegados a este punto no cabe sino mencionar el entorno de la figura de D. Juan Cuadrado, discípulo de Siret, que realizó numerosas excavaciones en Murcia y fue director del museo municipal de Totana, emplazado en el mismo lugar donde se encontró la lápida, y donde formó una abundante colección de objetos. Puede pues que con el fin de enriquecer dicha colección se realizaran copias, en mi opinión sin ninguna intención falsificatoria, para dar más brillo a las colecciones que en principio se componían principalmente de objetos cerámicos.
En el Museo de Almería existían hace ya bastante tiempo, cuando realicé un trabajo sobre las inscripciones allí depositadas, varias inscripciones falsas (en este caso sí es apropiado el término, tanto por el soporte, como por recoger textos claramente inventados) que debieron ingresar por los años cuando D. Juan Cuadrado ejerció de director del mismo después de la Guerra Civil. Desconozco si continúan en ese lugar o han desaparecido.
Para los ejidenses, o “murgitanos”, como a algunos les gusta llamarse, este hecho puede significar una expansión de su historia cultural más allá de su propio municipio.
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