Digan lo que digan

Si hagas lo que hagas te van a criticar, haz lo que debas y que le den a la opinión pública (hoy redes sociales). Es la moraleja de aquel viejo cuento, tan viejo que no sabemos si procede de Calila e Dimna o de Las mil y una noches. El caso es que un molinero y su hijo iban por el camino subidos en un borrico. Al cruzarse con otros viandantes oyen que los critican por llevar sobrecargado al pobre animal. Entonces el padre se baja y el hijo sigue montado. Otros vecinos que se encuentran critican que el joven vaya montado y el viejo a pie. Entonces, se intercambian la posición, pero los siguientes caminantes con los que se encuentran critican que el hombre vaya montado y el pobre niño andando. Se baja también el padre y entonces alguien se burla de que vayan andando teniendo a mano una cabalgadura. Total, que como reciben críticas hagan lo que hagan, quedan corridos por haber hecho caso a cualquier indocumentado que se mete a ordenar la vida de los demás. 

Aunque sea un cuento antiguo, sigue vigente. Como España ha acogido al candidato a la presidencia venezolana, Edmundo González, la crítica de la oposición ha llegado al extremo de calificar la operación de rescate como “colaboración en un golpe de estado”. Cabe pensar, sin ser adivinos, que si se hubiera quedado en Venezuela ya estaría en una cárcel; con la precaria salud del susodicho González y los delicados cuidados de las cárceles bolivarianas, estaría ya más cerca del cementerio que de estar recontando los votos bajo supervisión internacional. ¿Qué estaría diciendo entonces la oposición española? Tampoco hay que ser adivino para saber que dirían que –está a huevo- España había abandonado a su suerte al ganador de las elecciones, a sabiendas de que iban a trincarlo como a sus antecesores. Como ahora está paseando plácidamente por Madrid, gracias a la gestión de nuestro Gobierno y al avión de nuestro ejército, las críticas arrecian. Da igual lo que diga el propio interesado, no hay que dejar que las evidencias estropeen una buena ocasión de criticar (por ser suaves en la calificación) al Gobierno, al “infame” (Hernando dixit) Pedro Sánchez. 

Lo que pasa es que la exageración constante afecta mucho a la credibilidad de los criticones. Eso no quiere decir que los forofos vayan a desuncir por muchas barbaridades que digan los suyos. Casi la mitad de los estadounidenses seguirán votando al convicto Trump diga lo que diga y haga lo que haga. Y aquí, lo mismo.