Aurelio Romero

El Día de la Marmota

Puigdemont estaba políticamente más muerto que vivo en su guarida de Waterloo, conocida como la Casa de la República (que menudo casoplón para una republiqueta que duró ocho segundos y medio, si hubiera durado tres días a Puchi le tendrían que haber alquilado el Palacio Real de Bruselas), pero Pedro lo sacó de su ‘hibernación’ para que rigiera, de facto, el destino de España (él, todo un fugado de la Justicia), y desde entonces no es que el hombre salga una vez al año, como hará el próximo 2 de febrero cuando deje de hibernar, y Trump le dé permiso, la célebre marmota Phil en Pensilvania, para pronosticar la duración del invierno (según vea o no su sombra al salir, el invierno se prolongará o habrá un adelanto primaveral), sino que el prófugo lo hace cada dos por tres (claro, como ya no hiberna) para vaticinarnos si la legislatura continúa o hay un adelanto electoral. Y su última salida predice que continúa. ¿Por cuánto tiempo? Ah, eso no se sabe. Primero Jordi Turull anunció que el PSOE había aceptado reunirse con Junts en Suiza, y con el mediador internacional, y que estaban “encajando agendas”, luego no se sabe si algo ‘no encajó’ y trascendió una reunión en Waterloo, y al poco otra de Cerdán en Ginebra con Puigdemont. Al final no sabemos cuántas hubo y mejor que nos confundan y no nos den muchos detalles: cuanto menos sepamos de esas reuniones fuera de España, menos sonrojo sentiremos. El caso es que no funcionaron (a ver las próximas) y en el Congreso pasó lo que pasó.

En ‘Atrapado en el tiempo’, como aquí se tituló la película, Bill Murray queda preso en un bucle temporal y revive el mismo día una y otra vez, ve salir la marmota continuamente. Pero lo que ocurre en España no es una peli, es la triste realidad. La marmota Puchi, en las repetidas salidas de su escondite nos aventura si la legislatura sigue o se acaba, y de momento parece que sigue, que una cosa es darle patadas al Gobierno, algunas en el culo de los pensionistas, y otra romper con él. Para bucle el nuestro, esto sí que es el Día de la Marmota, siempre igual: Junts plantea un nuevo chantaje (la cuestión de confianza) con la amenaza de retirar su apoyo si no se acepta, el Gobierno aplaza la respuesta y entonces los otros retrasan también la ruptura. ¿Que al menos es seguro que en 2027 habrá elecciones y así, tal vez, se romperá el bucle? Bueno, eso será si Junts no exige retrasarlas...

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