La democracia como eje de convivencia

04 de septiembre 2024 - 03:07

Si la sociedad en la que vivimos, estableciese a la democracia no solo como un sistema de gobierno, sino también como un sistema de principios y de valores todo sería muy diferente. Quizás, es una de las características que nos hacen ser aún párvulos en ciertos sitios y a ciertas horas. Observado, tratamos y aplicamos la democracia más que como un sistema de convivencia y concordia, como una oportunidad para poder plasmar los más oscuros instintos del ser humano y, cuando proceda, enarbolar los derechos del individuo como salvavidas y protección a todos aquellos actos presuntamente ilícitos o seudo ilegítimos en los que previamente han incurrido en las libertades y derechos de los demás.La relación que, desde un punto de vista formal siempre se ha tenido, entre la ética y la política siempre ha sido por una razón esencial: ambas, ateniendo a su sentido filosófico y de su propia identidad, su fin último ha sido el mismo: hacer el bien. Y más que nunca es fundamental mantener la ética como principio de actuación en las funciones públicas, para asegurar un cumplimiento efectivo de la constitución o norma democrática y un desarrollo transparente en las funciones de aquellos representantes públicos que ejercen el poder en esa sociedad.

El no cumplimiento de estos valoresy principios básicos, inalienables con la democracia y la libertad individual, permite que detrás de la fachada constitucionalista se enmascaren las verdaderas intenciones de autoritarismo, injusticia y discriminación que han caracterizado la historia política, económica y social del ser humano a lo largo de la Historia.

Establecido el marco constitucional o el eje de convivencia, a partir del práctica efectiva e inequívoco de la democracia, la situación actual de falta de ética en el ejercicio de las funciones públicas debería de hacernos reflexionar, para así construir un nuevo contrato social, en donde la virtud y la excelencia sea el escenario perfecto para la transformación de la realidad y del individuo. Edificando seres humanos más comprometidos con su acción dentro de la sociedad. Para construir un sistema social que sea capaz de dar respuesta a las nuevas e imperantes necesidades que requiera la sociedad actual. Tan compleja, pero tan íntimamente relaciona con la emocionalidad de su entorno, de cómo se desenvuelve y de qué puede hacer para mejorarlo.

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