
OPINIÓN | Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Bajo techo
Reflejos
Europa es un concepto político basado en un sueño de unidad. Ya comenzó el proceso de integración de sus naciones en los años cincuenta, cuando surgió el Mercado Común, organización limitada sólo al comercio.
En los años sesenta, la riqueza de las naciones europeas occidentales había crecido de forma espectacular, siendo un gran escaparate frente al mundo comunista, mostrando a sus trabajadores como miembros de una clase media acomodada, con extensos derechos sociales, mientras, Estados Unidos actuaba como su gran protector, pues Europa era un peón fundamental para su estrategia internacional contra el comunismo.
Aspirando a la integración continental, cada vez se iban uniendo más naciones al Mercado Común, que se transformó en Comunidad Económica Europea. En los ochenta, el presidente francés Mitterrand y el canciller alemán Kohl , iniciaron un proceso de unidad militar, basándose en la organización Unión Europea Occidental, creando unidades militares comunes. Francia era entonces la tercera potencia militar del Mundo, Alemania Occidental constituía la gran fábrica de la Comunidad Económica. En los noventa se hundieron los sistemas comunistas, y Europa aceleró su unidad creando la Unión Europea, intentando tener una política exterior común. El Reino Unido en su decadencia se convirtió en acólito de USA, y fue sustituyendo a Francia en su puesto hegemónico. En el cambio de siglo, Francia se aisló, perdió influencia sobre sus antiguas colonias, entró en una crisis permanente, hoy está en franca decadencia. El Reino Unido continuó en su deriva de pérdida de identidad y prestigio, intentando con Obama y Biden crear una alianza del mundo anglosajón, mas hoy con Trump parece haberse olvidado, está desorientada. Alemania desde Merkel, se ha convertido en una gran Suiza, con problemas de integración de inmigrantes, y la Unión Europea quiso ser, pero no pudo, pues siguió siendo una asociación de tenderos, careciendo de miras más allá de sus fronteras. Europa ya no sirve a Estados Unidos como propaganda, y es un rival comercial, constituyendo además un gran gasto para su defensa.
Europa no posee objetivos políticos, es una actor sin fuerza internacional, está en un proceso de pérdida de identidad cultural, la inmigración no está debidamente insertada en su entramado sociocultural, muchos europeos se avergüenzan de su historia, no tienen ilusión. La revolución cultural de los sesena ha conseguido sus fines. En el nuevo horizonte político y económico internacional, Europa se ha convertido en una potencia de segundo orden, se está cerrando un ciclo histórico.
También te puede interesar
OPINIÓN | Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Bajo techo
En tránsito
Eduardo Jordá
Sobre ‘El odio’
Ciavieja
Sanidad pública, por delante
La esquina
José Aguilar
Sánchez quiere todo a la vez
Lo último