Darle gracias al fanfarrón

De Reojo

No pocos analistas consideran que Occidente se equivocó con las sanciones a Rusia, a raíz de la guerra de Ucrania ya que, al cabo, alentaron a Putin a diversificar su economía. Alguno, como E. Todd, (La derrota de Occidente) incluso aconseja a Putin darle las gracias a la UE por tanta sanción reactiva. Y es que a pesar del congelamiento del comercio de gas o de reservas bancarias de 300.000 mills./$, la confiscación de fondos o empresas, Rusia solventó en un plis plas la recesión inicial, al punto de que el FMI reconoce que, ya en 2024, su economía creció más y más rápido que todo el G7. Y que el 2025 sería aún más positivo para Putin porque ha logrado reorganizar su producción para ser más eficiente de lo previsto por la tecnocracia occidental. Nada es casual. Tras ocupar Crimea, en 2014 Rusia se blindó ante sanciones futuras de manera que ahora, tras invadir Ucrania, cada paquete de nuevas sanciones le afecta menos y alienta nuevas reconversiones respecto al mercado Occidental. Por eso, aunque sea cierto que su economía tuvo y tiene dificultades, también le dio la oportunidad de reorganizarse internamente, de sustituir importadores y abrir nuevos mercados en India, China, Sudamérica o África, permitiendo a Putin aladear de coliderar hoy la economía que más crece. Se trata de un desafío que reproduce, a menor escala, pero de igual ralea, el anuncio de D. Trump de subir los aranceles a la UE en un pulso comercial para reducir su déficit. Y veremos en qué queda, -soy de letras y los vaticinios no me van- pero dado el perfil fanfarrón del sujeto, aun siendo un plan grave para sus vecinos, Canadá y México -lindo y querido-, acaso no debiera ser tan grave para España, cuyas exportaciones a EEUU afectadas por estos aranceles apenas representan el 5%. Así que por más que en ciertas relaciones pese la calidad tanto como la cantidad, y que no se deba frivolizar la bravata trumpiana, además de activarse reciprocidades de trato, tal vez sería oportuno aprender del ejemplo ruso y abrir nuevos cauces comerciales con Oriente, África o resto de América que, no tengo duda, serán quienes liderarán el crecimiento económico próximo futuro, con sus reservas de eso que llaman tierras raras y su potencial ilusivo de superar su legendaria pobreza. Si nuestros empresarios fueran capaces, como creo, de abrir nuevos escenarios en una economía globalizada, acaso en pocos años tendremos que darle las gracias al fanfarrón.

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