La cuenta atrás

Imaginen un reloj que descontase cada segundo de la vida que nos queda

21 de mayo 2024 - 00:00

Debo reconocer que escribir una columna como esta te induce a un estado natural de “búsqueda”. El compromiso de desarrollar un tema cada semana hace que uno se convierta en una especie de cazador, siempre pendiente de detectar un asunto que pueda suscitar interés. Así, hace unos días, pasé junto a mi hijo una mañana ajetreada. Finalizadas las tareas que teníamos propuestas, va el niño y me dice: “papi, ¿crees que se aprovecharía mejor el tiempo si los relojes contaran hacia atrás en lugar de hacia adelante?”. Y ahí estaba, una interesante idea con la que hacer alguna reflexión.

Imaginen, curiosos lectores, que este artefacto existiera. Pero puestos a soñar, digamos que ese reloj descontase cada segundo de la vida que a cada uno nos resta por disfrutar. Al principio sería un agobio importante. Una bofetada de mortalidad que generaría ansiedad al interpretar esa regresión como el tic tac que nos arrastra hasta el final. Pero cuando nos acostumbrásemos, cuando hubiésemos asumido que nuestro tiempo es limitado, creo que podríamos hacer gran uso de esa cuenta atrás.

De entrada, barreríamos un concepto que está muy de moda en los libros y podcasts de autoayuda. La procrastinación o la tendencia a aplazar actividades por miedo o pereza a afrontarlas desaparecería de nuestros hábitos. Sabiendo que cada minuto se va por un sumidero infinito, ¿quién es el valiente que lo desperdiciaría sin más? De forma análoga, visualizar constantemente que el tiempo se agota haría que nos volviésemos más selectivos con nuestras actividades, priorizando aquellas que consideráramos más valiosas o significativas.

Pasaría igual con nuestra gente. Compartiríamos las horas con quienes lo merecen, obviando a las personas que pasan de puntillas por nuestra vida. Por otra parte, tener presente el tiempo que nos resta haría también que tomáramos decisiones de forma más rápida y menos dubitativa. Al fin y al cabo, ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿Y qué me dicen de los disgustos, enfados y mosqueos? No sé si desaparecerían, pero a buen seguro disminuirían tanto que solo nos afligiría lo más importante. En resumen, un reloj con la cuenta atrás inspiraría a vivir de manera más plena, enfocándonos en la realización personal y el cuidado de los vínculos que más importan. En última instancia, nada nuevo bajo el sol, como sentenció otrora Séneca: “No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho”.

stats