El costo de las mentiras

04 de julio 2024 - 03:09

La tiranía de las mentiras. Tragedia que narra como la humanidad abandona la responsabilidad de vivir en libertad por el averno de la dictadura. En esta vida nunca podemos renunciar a la duda razonable y debemos tener presente la posibilidad de la mentira piadosa. Adornar la verdad o camuflarla para evitar dañar o ser dañados. Nada tiene que ver con las rastreras mentiras de los tiranos. Con las falsedades de los que viven entregados a la pasión de dominio. Su egoísmo y mediocridad los lleva a robarle y amargarle la vida a cuanto ser vivo pueden atrapar en sus redes. No es progreso es postergación y postración. Como la historia de miseria y violencia del comunismo no se puede esconder ni en la cara oculta de la luna, ahora lo llaman progresismo. El mal también evoluciona. Su propaganda lo presenta en forma de agenda de colorines llena de buenistas y obvias intenciones humanitaritas. En el teatro del tártaro totalitario hay papeles protagonistas, secundarios, libretistas, coros, narradores, apuntadores y tramoyistas. También espectadores a los que se acomoda en sus asientos con el viejo método del pan y circo. Pronto el pan es poco, el agua escasa, altos los muros de la prisión y gruesas las cadenas. Sectarismo, ignorancia, hambre y enfermedad. El infierno lo construye la arrogancia de mentirnos sobre nuestra naturaleza humana. El pesimismo nos puede llevar a pensar que la misantropía es una salida posible. Pero ¿cómo vamos a escapar de nosotros mismos? ¿Necesitamos los desastres para recordar los valores de la libertad? Valeri Alekséyevich Legósov fue un científico del campo de la química. Nació el 1 de septiembre de 1936 en Tula, ciudad situada sobre río Upa al sur de Moscú. Se suicidó en su casa el 27 de abril de 1988. Conocido mundialmente por su trabajo a cargo de la comisión de investigación del accidente nuclear de Chernóbil, el 26 de abril de 1986. La plataforma HBO (2019) hizo una miniserie épica sobre esta atroz catástrofe. Preguntaba “¿Cuál es el costo de las mentiras? No es que los confundamos con la verdad. El verdadero peligro es que si escuchamos suficientes mentiras, ya no reconocemos la verdad en absoluto. Cuando la verdad ofende, mentiras y mentiras hasta que ya no podemos recordar que alguna vez estuvo ahí. Pero está ahí. Cada mentira que decimos contrae una deuda con la verdad. Tarde o temprano esa deuda se salda”.

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