Corregir y regañar a los hijos

20 de mayo 2025 - 03:07

Hasta 2007, la redacción del Art.154 del Código Civil permitía a los padres, en el ejercicio de la patria potestad, corregir “razonablemente y moderadamente” el comportamiento de sus hijos. Explicaba el Juez de Menores Emilio Calatayud que es un deber de autoridad, es decir que por ser autoridad tiene potestad sancionadora. Si los padres no corrigen el comportamiento de sus hijos, podemos decir que los hijos son unos consentidos y que reciben una mala educación. Este precepto legal conecta con la eximente del Art.20.7 del Còdigo Penal, que prevé el obrar en cumplimiento de un deber, ello constituye una justificación y comporta que esa acción quedaría impune al quedar amparada por el ordenamiento jurídico. Pero, ¿qué límites tiene el deber de corrección? ¿hasta dónde los padres pueden regañar?. Hoy por hoy, únicamente quedan justificadas pequeñas privaciones de libertad o coacciones (grave error del legislador tanto español como internacional, ya que los castigos físicos están penados además por la ley). En los colegios a los niños se les enseña educación en valores, se ponen en marcha campañas contra el acoso, se enseña compañerismo; pero ello no evita que cada vez haya más víctimas de acoso escolar, incluso niños que por haberles quitado el mando de la consola se convierten en parricidas. Con esto, no quiero decir que se deba recurrir a la fuerza física para corregir el comportamiento de un menor, ni muchísimo menos, pero desde la experiencia y las muchas cosas que oímos casi a diario, diré que un pequeño cachete puede servir para que no repitan ciertos comportamientos nunca más. Llega un momento en que cada progenitor tiene que plantearse cuál es la mejor manera de disciplinar a su hijo. Ya sea que nos enfrentemos a un bebé gritón o a un adolescente furioso, puede resultar difícil controlar nuestro temperamento. A ningún progenitor le gusta verse en ese tipo de situaciones y, desde luego, los gritos y la violencia nunca ayudan. No cabe duda de que la educación de los hijos es una tarea compleja y llena de desafíos, uno de ellos es la manera en la que se corrige su comportamiento en público. No regañar a los niños en público es un tema que ha cobrado especial relevancia en los últimos años debido a su impacto en la autoestima y el desarrollo emocional de los pequeños. “No hay niños malos, solo hay mal comportamiento”. Son palabras de un experto en psicología infantil.

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