¿Contento con la sanidad?

La satisfacción que tenga uno sobre la sanidad pública depende de cómo le haya ido en ella. Mi amigo José María, que ha estado ingresado durante más de un mes en Torrecárdenas, se muestra agradecido y satisfecho del trato recibido, de la preocupación que ha visto en los profesionales que le han atendido y de encontrarse de nuevo en el pueblo, con la familia y los amigos, y dispuesto a ganarle todas las partidas de dominó a Pepe y a Valverde. Si José María tuviera que ponerle una nota al Sas de Moreno Bonilla, el sobresaliente lo tiene asegurado. ¿Todos los que se acercan a la sanidad pública reciben el mismo servicio que José María? Es evidente que no. Unas veces por la gravedad que presenta el enfermo, otras por la falta de servicio, las largas colas y esperas, las más quizás porque llegamos asustados y no obtenemos la respuesta que esperamos ante lo que un enfermo considera grave. En días de verano y vacaciones dos son los problemas a los que se enfrenta la sanidad, el derecho de los trabajadores a sus días de descanso y el aumento de personal que viene a pasar las fiestas con la familia.

En estas locas fechas de calor, playas, sardinas y noches que se alargan hasta el amanecer en las fiestas de los pueblos, siempre ha ocurrido, lo hemos visto y escrito cada verano: se cierran quirófanos, lo mismo ocurre con las habitaciones, incluso con planta completas, y el hospital, cualquiera al que vayamos, se va a encontrar con un funcionamiento por debajo de lo habitual al resto del año. ¿Es un contrasentido? Es evidente que lo es, pero no ha habido gobierno en la comunidad, presidente, o consejero de sanidad que haya logrado una solución al problema planteado. Parece que decir verano es decir adiós a la enfermedad y a los enfermos.

Parece de lógica que si en verano aumenta la población que va a necesitar servicio médico, este se vea correspondido con mayor número de contratos de personal sanitario. ¿Por qué no se hace? Eso es lo que nos gustaría saber a los ciudadanos. Lo que nos encontramos es con la falta de pediatras en los centros de salud, con las ambulancias que tardan cuarenta minutos en llegar a Bentarique y con un servicio, nos cuente lo que quiera la Junta, que no responde a las necesidades de los ciudadanos, como tampoco a los impuestos que pagamos. Mi amigo José María está contento con el servicio del Sas, la experiencia que yo he tenido no ha sido tan gratificante. Él le pondría un diez, estoy seguro, el ¿aprobado? mío, me lo estoy pensando, sería de los raspaos.