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Que la compra de alimentos se hace en España cada vez menos en tiendas de barrio y mercados centrales es algo que se viene observando desde hace tiempo. No hace falta consultar encuestas científicas, pero bueno es que tengamos cifras reales y no solo sensaciones: un 78 % hace habitualmente sus compras en supermercados y centros comerciales; solo un 7 % de españoles hace la mayoría de sus compras en los mercados centrales y un 14 % en tiendas de cercanía. Sin embargo, también es frecuente la apertura en el centro de Almería (supongo que es un fenómeno general, pero no puedo afirmarlo) de nuevas pequeñas tiendas, más o menos especializadas, y obradores de panadería y pastelería. En la calle Concepción Arenal (antes General Rada, antes Concepción Arenal) lleva unos meses abierto un pequeño comercio llamado De Pueblo, basado en productos almerienses. Junto a panes que ya conozco y consumo habitualmente, tienen un integral de Gérgal, de textura y sabor suaves. También me llevé la nueva cosecha del aceite Green Gourmet de la Almazara de Lubrín, que me gusta mucho desde que salió hace pocos años. El de esta cosecha 2024/25 es especialmente aromático, con amargor y picor suaves, y color verde luminoso a pesar de la turbidez propia de no haber sido filtrado. El precio no ha bajado a pesar de que este año la cosecha va a ser mucho mayor que la del pasado. Bien es verdad que dicen que en Almería va a haber menos kilos. Otro producto que no conocía es un anís hecho en Vícar, que aun no me he animado a catar.
En el sector de los obradores de repostería hay, también desde hace pocos meses, una novedad importante: Tonka, en la calle Jiménez Canga-Argüelles. Es de una calidad muy alta que no se suele ver en estos tiempos de mayoría de bollería precocida y congelada, y de merengues, hojaldres, cremas y bizcochos de 5ª gama. La pareja que regenta Tonka se ha formado en España y Francia, y utilizan productos de primerísima calidad como chocolates belgas o mantequilla de la prestigiosa marca francesa “Elle et Vire”. Los cruasanes no tienen nada que ver con los mazacotes que solemos ver en vitrinas y mostradores. Digo ver porque desde que los probé no me acerco a uno a menos de un metro. A pesar del precio, lógicamente superior al de los productos de baja estofa, Tonka merece que la apoyemos. Y disfrutemos con algo fuera de lo corriente.
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