Compasión

La Rambla

04 de marzo 2025 - 03:08

Esta palabra vas más allá del concepto religioso. Ser compasivo no es apenarse de algo o de alguien, sino sentir empatía extrema acompañada de la necesidad de aliviar el sufrimiento ajeno. Es un sentimiento y una habilidad. Hay que aprender a entrenarla para crecer como persona.

El siguiente ejemplo le ha podido ocurrir a usted. Y a usted. Y a su vecino del piso de al lado: está querido amigo, sentado tranquilamente en un banco del Paseo, o en el autobús, o en la terraza de una cafetería, y ante sus ojos, alguien tropieza y cae redondo al suelo. Cae de bruces y se golpea la cara. Estrépito, susto, remolino de personas…Reflexione, pero reflexione ahora, en este momento, ¿se acerca usted, solícito –de forma instintiva, sin pensarlo- a ayudar a quien, desde el suelo, se está quejando y su nariz es un grifo saliendo sangre? ¿O es usted el impertérrito que observa y, sencillamente, sigue sentado? El ejemplo es muy simple pero práctico: el acto compasivo es un resorte innato que mueve a la acción. Ante el sufrimiento del otro, hay quienes no solo empalizan sino que también sienten la necesidad de aliviarlo.

La compasión es tan antigua como la necesidad de que exista pero su potencia, significado y resultados han cambiado en los últimos cuarenta años.

Históricamente asociada a las prácticas religiosas –la contempla el cristianismo, el Islam y, profusamente, el budismo-, hoy en día forma parte de iniciativas seculares alrededor del mundo que se ubica sobre la certeza científica de que ser compasivo, muy lejos de ser (solo) una emoción, es una habilidad y por tanto, se puede entrenar. Se puede llegar a ser compasivo con uno mismo y con los demás, ya que es el único camino para conseguir y crear, de paso, sociedades más pacíficas e individuos más felices y cómodos consigo mismos.

Dijo Geshe Thupten Jinja, el principal traductor al inglés del Dalai Lama: “En occidente, la gente tiende a pensar que la compasión forma parte de la religión o que significa ser amable. Pero, en realidad, se trata de una cualidad fundamental del ser humano, una habilidad innata: la capacidad para conectar con alguien, identificarse con esa persona, sentir su necesidad y también la necesidad de aliviar su sufrimiento”.

En el proceso de “formación” sobre la compasión, es muy necesario practicar el silencio, un estado que potencia la meditación.

Dedicamos poco tiempo al silencio, a escucharnos.

stats