
De Reojo
José María Requena Company
Vargas Llosa no resucitará
El 7 de enero de este año publiqué en este periódico un artículo sobre el estado de la Dependencia en Almería y en Andalucía: más de tres meses después las cosas siguen igual o peor. Aplicar la Ley de Dependencia se ha convertido en un laberinto que tiene el objetivo de aburrir al ciudadano e inducirle a abandonar toda esperanza y echarse en brazos de la asistencia privada. De nuevo, si a falta de buen padrino tienes dinero, tendrás ayuda por dependencia, si no, la Junta de Andalucía te expulsará del sistema y no te satisfará ese derecho básico. Es el liberalismo aplicado contra el ciudadano.
Contra el ciudadano, en primer lugar, está la burocracia. Esto todo el mundo lo sabe, es muy antiguo. Desde aquel “vuelva usted mañana” de Larra en el siglo XIX el montaje burocrático del Estado, sobre todo en Andalucía y sobre todo en esto de la Dependencia, está ideado para persuadir al ciudadano de complicarle la vida a los burócratas y convencerle de que todo lo que haga es inútil, que ceje en su empeño y abandone. Que pague por un servicio al que tiene derecho, es la finalidad. Que se entregue al sector privado. Bueno, hay que decir que esto ocurre no sólo en el sector de la Dependencia. El otro día un funcionario del Ayuntamiento se negó a tramitar un expediente porque faltaban datos en la solicitud. Datos técnicos que el usuario no tiene por qué conocer y que son fáciles de obtener por medios informáticos si hubiera cruce de información entre administraciones.
Y ese es el otro escollo con que se encuentra el ciudadano en sus relaciones con la administración. Lo lógico, lo normal en los tiempos tan tecnologizados en que estamos sería echar tu solicitud y que todo lo demás lo gestionase la administración obteniendo datos de todos los organismos necesarios para llevar a buen fin la aspiración del ciudadano. Pero no. Eso ocurriría en un país civilizado allende los Pirineos. En este, el ciudadano es quien tiene que demostrarle a la administración desde que existe hasta que tiene derecho a la prestación que sea. Si no lo demuestra trotando de organismo en organismo, llevando papeles para arriba y para abajo y teniendo la suerte de dar en cada oficina con el consabido funcionario eficaz, el usuario “se comerá los mocos”, como decíamos en Almería. Y eso, que te comas los mocos, es lo que quiere la Junta en esto de la Dependencia. Salvo que des con el funcionario eficaz.
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