
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
¿Empate?
OPINIÓN | Luces y razones
Un parque infantil, particularmente la atracción -y la distracción- de un columpio, pocos riesgos debería presentar, como tampoco razones para la interrupción o clausura de su uso y disfrute. Por eso, extraña el cierra preventivo captado en la fotografía como muestra de lo impropio. La prohibición, entonces, y el anuncio del peligro pueden no intimidar, sino que estimulen aventuras osadas para los menores no muy atendidos o vigilados por sus acompañantes. Pues, en la tierna edad -cada vez lo parece menos-, situaciones imprevistas, como las de no poder subirse sin obstáculos a un columpio, se confunden o asimilan a un juego, ya que es más dado el entendimiento -y las reacciones- a la búsqueda de lo lúdico que a la percepción de los riesgos y a esquivarlos. Esto último, en cambio, suele ser más propio de la edad avanzada, excepción hecha de quienes se resisten a aceptarla naturalmente y no se contienen ante el ridículo. De manera que, incluso rehabilitado el columpio, se mantengan las prevenciones al acudir con los pequeños al parque, sobre todo si no es la primera vez que se clausura el mecedor. Frustrado el deseo infantil, acaso sea oportunidad de experimentar una ligera y primera forma de resiliencia, esa capacidad de afrontar adversidades que se hace necesaria cuando se mecen las desgracias en el columpio de los días.
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