15 de agosto 2024 - 03:07

En nuestra cultura, el concepto de residencia de ancianos está tiznado de una pátina de negatividad casi vergonzante. Asociamos estos lugares con una fase de la existencia de total y absoluta dependencia. Un lugar para el olvido al que muchos se ven abocados antes de llegar a la estación terminal de un largo recorrido por las distintas estaciones de la vida.

Hay otras culturas, en las que la relación con la madurez, incluso con el propio concepto de la muerte es muy distinto. Los orientales sin ir más lejos veneran a sus generaciones más longevas. A diferencia de nuestro concepto occidental, donde los ancianos a menudo enfrentan el aislamiento, en Oriente son considerados pilares de la familia y la sociedad. La sabiduría que acumulan con los años les hace ocupar los puestos más elevados de la jerarquía social.

Puede que, en los últimos tiempos de vorágine y constante cambio de los modos de vida, hayamos relegado a nuestros mayores a un lugar que no les corresponde, pues una vez que han completado su ciclo productivo, y después de haberse vaciado mucho más de lo que les correspondía, estos son aparcados en un lugar relajado en el que no estorbarán más de lo debido, eso sí, en unas condiciones higiénico-sanitarias mínimamente garantizadas. Faltaría más.

Cierto es que en nuestra cultura no están muy interiorizadas las enseñanzas de Confucio, que tienen como pilar central de su filosofía la piedad filial, que exige de los jóvenes el cuidado y el respeto a sus mayores. Y eso es algo que difícilmente se podrá imponer de manera forzada, más si cabe en una sociedad cada vez más envejecida, y en la que, sin más remedio, los ancianos habrán de procurarse sus cuidados.

Me gusta mucho el concepto anglosajón de residencia geriátrica que se muestra muy bien en la entrañable película de 1985 Cocoon. Un grupo de abueletes pasan su edad dorada en una magnífica urbanización con servicios adaptados para personas mayores en el estado de Florida. Allí vivirán una experiencia vital que les hará rejuvenecer circunstancialmente de forma sobrenatural gracias al contacto con seres de otro mundo en una piscina. La película es interesante pues reflexiona sobre el sentido de la vida, el tránsito vital o la muerte.

Tal vez, este modelo de urbanización adaptada, pueda ser una digna solución a una sociedad cada vez más despegada y hedonista, en la que ser mayor será lo normal.

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