¿Qué eh lo que eh?
José Antonio Hernández
¿El final o el bulo?
A Vuelapluma
Pido al lector que no se enfade conmigo por decir una verdad más que evidente: todos los adultos hemos sido niños y hemos dejado de serlo. Ítem más, parece que en la sociedad actual tenemos prisas por dejar de serlo. Ortega y Gasset decía que las personas alcanzamos la madurez a los 25 años, pero al margen de la cifra, siempre se ha pensado que el adulto debe ser adulto y dejarse de niñerías, en el mejor de los sentidos del término, pero esa afirmación no me ha parecido ni exacta ni correcta como medida de la madurez de una persona. ¿De verdad nos hacemos adultos cuando ignoramos las ilusiones? ¿Es mejor vivir con pragmatismo que con ilusiones? ¿Por qué no intentamos vivir nuestra vida construyéndola como un todo continuado en permanente crecimiento como hacen los árboles? Un árbol, por mayor o grande que sea, es como nace, y si es recto de mayor es porque lo han criado recto, al margen de que un temporal lo desequilibre, y al margen de que sea “inteligente” y de adapte a los vientos dominantes de la zona, como se ve en la carretera de Rambla Morales con los eucaliptos de las orillas de la misma. Eso es inteligencia. Y sus raíces, por grandes que sean, son las que tenía de chiquitico, cuando lo plantaron. ¡Seamos niños y conservemos la ilusión!
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