Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Para Almería es una gran alegría el hecho de ver adecentado todo el espacio urbano del Cerro de San Cristóbal, espacio público municipal que ha mantenido su génesis tradicional religiosa, su impronta espiritual, para poder acercarse a la imagen sagrada del Corazón de Jesús que preside la capital almeriense determinada por el adarve de la muralla, que separa la Joya (Hoya) Nueva de la Vieja hacia la calle Antonio Vico bajando a paso lento en un silencio místico que recorre la vieja ciudad, entre rejas y balcones, permitiendo ser protagonistas del aire a las campanadas de las iglesias de Santiago Apóstol, San Pedro, los conventos monacales de las Puras y las Claras, y la apostólica Catedral de la Encarnación.
El Cerro de San Cristóbal, en esa Almería vertical, es donde la ciudad se escucha a sí misma en su monólogo de fábulas. En donde el sol que baña toda la ciudad y el mar en calma acarician la vida almeriense sacudida espaciadamente por un viento seco de un desierto hermoso vencido por la vida que enarena las calles y se agazapa en los portales formando pequeños remolinos y que la siempre querida y recordada Catedrática de Literatura Celia Viñas dejó escrito, un 4 de octubre de 1944, en unos versos dedicados a Monseñor Andrés Pérez Molina, quien fue Deán del cabildo de canónigos, que se encuentra sepultado en el Trascoro del templo catedralicio:
Beso tu pie. Señor, sobre esta altura/ un niñito desnudo y olvidado/ y es hermoso tu mar y tu llanura, / tu monte y cielo, tu camino y prado.// Mi llanto antiguo brota en la amargura/de sentirme desnuda y he besado/el pie de mármol de esta tu escultura/ y la testa del niño abandonado.// Y me olvidé, Señor, de tu belleza/ y grité por tu espada y tu milicia,/ por tu fuego celeste y tu fiereza.// Haz de nuevo sencilla mi caricia,/ perdóname. Señor, esta certeza, / y perdona. Dios mío, esta justicia.
Gracias a la inversión pública realizada, a la gestión del Ayuntamiento, Almería, entre torres y murallas, recupera todo un barrio para la sociedad civil, uno de los panoramas de más sugestiva belleza que pueden contemplarse, abarcando toda la ciudad y sus ilimitados horizontes marinos, que se unen con el azul del cielo, la Campana de la Vela, el Castillo de San Telmo, la Chanca, la Casa Consistorial, el Palacio Episcopal, la Catedral-Fortaleza y la Alcazaba. ¿Volveremos algún día a ver y acompañar en Vía Crucis con la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pobreza al Cerro de san Cristóbal? Paz y Bien.
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