Pues yo lo veo así
Esteban Requena Manzano
Tergiversaciones agrevivas
Paso a paso
Ha comenzado el verano y, por tanto, este fin de semana hemos tenido la noche más larga del año. Una luminosidad preciosa para recordar que hoy, lunes 24 de junio, en el mes del Sagrado Corazón, celebramos a San Juan Bautista, el precursor de la mayor luz de todas: Jesucristo. En el año 1997 Julián Marías advirtió en su magistral artículo “¿Por qué mienten?”: “no se abrirá de verdad el horizonte de España mientras no haya una decisión de establecer el imperio de la veracidad, la exclusión de la mentira”. Pues no hay día que no nos acostemos con un nuevo dislate amparado en una ley que, lejos de buscar espacios de concordia, sólo sirve a los profesionales del odio y la mentira para abrir abismos entre los españoles condenando a un futuro sin libertad porque, en definitiva, como dijo Camus “la libertad consiste, en primer lugar, en no mentir”. Los partidos deberían garantizar el marco legal necesario para desarrollar en libertad la labor de investigación, archivo y difusión de la obra de generaciones de españoles sin la cual no es posible entender el presente y futuro de nuestra patria. Y debemos exigir por un imperativo de libertad, la inmediata derogación de las leyes totalitarias de memoria que imponen el relato interesado de la historia como arma política, frente a la verdad histórica. No se puede pisotear la memoria de nuestros mayores ni permitir que se les condene en una especie de némesis colectiva con mentiras, manipulaciones y escandalosas claudicaciones. Sobre sus tumbas, que unos olvidan, otros ignoran, otros traicionan y algunos defienden, han crecido árboles y rosas y son ya el pecho entrañable de la tierra dulcemente callada que nos interpela para que no se nos vaya la vida con la amargura de no haber seguido con valentía y dignidad la gloria inmarchitable de su ejemplo. Antes de la aprobación en el año 2007 de la llamada Ley de Memoria Histórica, los vientos políticos aconsejaron maquillar las biografías de acomodaticios arribistas que habían crecido a las ubres del anterior régimen y las de nuevas promesas necesitadas de un pedigrí de luchador antifranquista. Ante la grotesca propuesta del Ministro de Cultura, quiero finalizar con las palabras de Borja Sémper, desde un angular alejado, sobre el hecho de cerrar la Fundación Francisco Franco: “Ojo con cercenar la libertad de los españoles”. Mientras se homenajean a presos de ETA y se elogia al “Chavismo” esta decisión es muy “delicada”, habrá quienes quieran cerrar otros organismos. Paz y Bien.
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