Con la casa a cuestas

Decir soluciones habitacionales es una de esas formas artificiosas con que parece atenuarse el inconveniente estado de la cosas. Casa o vivienda son términos más propios, pero como resultan tan inalcanzables -no los términos, sino lo que nombran-, las soluciones habitacionales ponen remedio, aunque el nombre de las cosas, por sí mismo, poco ayude a contar con ellas. Llevar la casa a cuestas, por otra parte, no es transportarla de un sitio a otro, como esta casa prefabricada que se carga en el remolque de un camión, sino, figuradamente -o no-, llevarla sobre sí cuando se hace muy cuesta arriba tener acceso, disponer de ella en condiciones habitacionales -usado el artificio- aceptables. Por esto mismo, ver cómo pasa la casa transportada en el camión puede despertar la imaginaria existencia de las ilusiones, para saberse bajo techo, entre los tabiques de una morada que, además, puede cambiar de sitio y abrir sus ventanas a distintos lugares o paisajes. De manera que, en el ilusionado -¿será iluso?- relato de la imaginación, la movilidad laboral tenga remedio con la movilidad habitacional y la vida sonría de puertas adentro de una vivienda acogedora. Y así queden atrás las bastante más reales tesituras entre inquilinos y caseros, entre oferta y demanda, cuando no se hace de la vivienda un bien, y un derecho, accesible porque no se vela y facilita su disfrute.