Casa, por caridad

Gafas de cerca

18 de marzo 2025 - 03:08

Nadie en su sano juicio ecónomo está en contra del turismo, y menos en España, que en este asunto es una fija en liga de campeones de la economía transeúnte por placer, y por tanto ingresa una buena parte de su PIB por este concepto. Un sector multiforme donde los haya y a veces de exagerada valoración de parte, dado que sus economías directas e indirectas tienen intersecciones con otros sectores, que son difíciles de adjudicar a unos u otros con precisión. Sin colapsar, en España no podríamos prescindir de recibir turistas. Muchos, no sin guasa, nos preguntamos de qué vivíamos antes, sobre todo en algunas ciudades objeto del deseo del visitante, donde el monocultivo turístico da sus productivos frutos, pero muestra al mismo tiempo los vicios de la dependencia excesiva. El que actualmente es declarado el mayor problema de los españoles –el acceso a la vivienda– está íntima y conflictivamente relacionado con la eclosión del turismo. No es el único factor: a la escasez de suelo causada administrativamente y a la falta de incentivo empresarial para construir VPO, subvencionada por un Estado que tampoco está para fiestas, pueden también achacarse la inflación galopante de los precios de las casas en muchas zonas de España: las más pobladas. En las menos pobladas, vacías o vaciadas, este no es el principal problema: hay otros mayores.

Si, para explotarla en arriendo, inviertes en una propiedad, trae mucha más cuenta alquilarla por días o temporadas cortas de la mano de un agente turístico que tener un inquilino fijo. Y resulta más seguro por el menor riesgo de inquiokupación: que el inquilino deje de pagar. La velocidad –escasa velocidad, huelga decir– de los procesos judiciales tiene en esto muchísimo que ver. Ya sabemos que en este país la Justicia es tan lenta como ejecutiva la Hacienda Pública: la primera es sólo gasto, la segunda es todo ingreso. Y como el Paco León de Aquí no hay quien viva, el Estado “el Luisma no es tonto”. Eficacia, eficiencia y tecnología, para los dineros entrantes en la AEAT. Los demás, que esperen. Que esperen a las próximas elecciones y a las próximas trolas de tríptico satinado. Mientras, en España resulta muchas veces más factible adquirir o financiar una vivienda mortis causa que inter vivos. En un distrito hermoseado para el turismo, olvídate. Los centros son territorio comanche, y valga la expresión, porque los pobres comanches fueron los expulsados de sus territorios naturales. Ahora, aquí, es al contrario. En todos los lugares muy poblados, es así. Y ahí vive la mayoría.

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