
Pues yo lo veo así
Esteban Requena Manzano
Una respuesta para tres preguntas
Nos fuimos de Semana Santa más o menos con lo de siempre a nivel informativo. Volvimos con la muerte del Papa Francisco, luego el apagón en España y este lunes con el caos ferroviario. En fin, una locura para los que nos dedicamos a esto del periodismo. De las dos últimas que les he citado, aún no tenemos respuesta alguna. Lo único que nos dicen es que se sabrá y que se está investigando sobre lo ocurrido. Esa es la respuesta del Gobierno. El problema es que nos conformamos y se nos olvida todo rápido. Siempre dicen que somos ejemplares ante estas situaciones, pero creo que la pasividad que estamos viviendo en la sociedad hay que mirársela. No es normal que no nos acordemos del apagón que paró un país y que ha generado cerca de 4.500 millones de euros en pérdidas. Claro, el señor Sánchez está encantado de que nos olvidemos, pero no lo podemos permitir. Ahora la pregunta es: ¿puede volver a ocurrir? Esta semana, con los trenes, nos adentramos en un nuevo término: ‘el sabotaje’. Me río por no llorar, pobre Gobierno, pobrecitos. Se acogen al guion de las víctimas, pero las que realmente lo fueron son los 10.000 pasajeros que estuvieron atrapados sin saber qué pasaba. No es normal estar 10 horas parados, y más algunos trenes que estaban a media hora de Madrid. Y como dice uno de los Morancos, Jorge Cadaval, “¿por qué no llevaron unos autobuses y buscar una solución?”. Ahora vemos videos en redes sociales de la gente denunciándolo o pasando el tiempo lo mejor posible. Gente con niños pequeños a los que no tenían ni agua para darles. No quiero ni imaginarlo. Ahora toca echarle el muerto al otro, pero no hay respuesta ni la habrá. Los medios lo hablaremos hasta hoy miércoles, que empieza el cónclave en Roma, y el Ejecutivo le quitará importancia. Todo es inexplicable e impensable. Debemos exigir que nos expliquen, que nos den información al instante. No podemos permitir estar sin luz y que nos digan algo a las seis horas. La pasividad y el cansancio que tenemos por todo será nuestra peor trampa porque la comodidad de nuestros políticos en el sillón se agrandará y nos convertiremos en un sin más.
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