Los camareros

Les hacemos trabajar cuando nosotros estamos de fiesta o metidos en juergas, menuda Semana Santa les hemos dado. Por lo menos antes lo hacíamos, dejábamos una propina para compensar sus bajos salarios, las tarjetas de plástico a las que no está llevando la vida, sin olvidar el pomposo bizum de los jóvenes, están haciendo que se pierda el famoso: ¡bote! Acaban de confirmar los empresarios, de acuerdo con los sindicatos, que van a subirles el sueldo un 3,8 por ciento. Sin saber, no venía en la información dada en la prensa, el sueldo que actualmente cobran los trabajadores de las hostelería, la subida acordada, no sé, de entrada, si es mucho o poco. Yo diría, cuando los ves trabajar un sábado noche, domingo al mediodía o festivo completo, que no creo que cumplan las expectativas de estas personas ante el trabajo que realizan durante tantas horas, y especialmente en esos días en los que salimos con nuestras familias o amigos a disfrutar, y ellos tienen que dejarse a la familia en casa, mientras ponen cara sonriente, talante amable y nos sirven cerveza tras cerveza con tapa de callos o calamares, o cubatas en la noche, sin mostrar cansancio en su rostro.

No son los únicos, es cierto, que trabajan en fines de semana o días festivos, pero me atrevería a decir que son los peor pagados de todos los que cuidan durante esos días de los ciudadanos. Pienso en las fiestas, ferias y otras celebraciones, dan las altas horas de la madrugada, y allí los tienen ustedes, intentando que en su cara no se note las horas que llevan de pie, las sonrisas que han forzado y olvidando las veces que los han tratado con cierta desgana, por no decir con desprecio. Conozco, cuestión de años cumplidos, a muchos hombres que tuvieron esta profesión, y que en las piernas se les nota el trabajo ejercido durante toda su vida. Se han dejado la fuerza y la estabilidad en largas jornadas en las que han permanecido de pie, durante como mínimo ¿ocho? horas diarias.

No sé si ese 3,8% que les van a subir el sueldo es justo ante lo que están cobrando en estos momentos, pero, no creo que sea exagerado por mi parte decir que me parece, ante el trabajo que desarrollan, y cuando lo llevan a cabo, que sea una subida justa. Mientras yo me divierto con la mujer y los amigos, los hijos ya son grandes y buscan su propio camino, Raúl deja a esposa e hijo en su casa y se dedica, durante el sábado y domingo, incluidos los festivos, a servirme copas. No me parece que esa subida sea suficiente, aunque no sé el sueldo que cobra Raúl.