Un calentón mitinero

08 de abril 2025 - 03:09

Bien puede María Jesús Montero medir sus palabras cada vez que se suba a un escenario para lanzar un mitin. Su acento andaluz ya supone, para los que hablan fino, un motivo para degradarla cuando se refieren a ella imitando su estilo. Esperanza Aguirre, expresidenta de la comunidad de Madrid y de buena familia, es una maestra para rebajar de categoría a quienes no pertenecen a su estirpe y para marcar distancias con la vicepresidenta del Gobierno, le basta y le sobra con imitar su acento andaluz. Con motivo de la absolución del exjugador del FC Barcelona Dani Alves dictada por el TS de Justicia de Cataluña, revocando su condena por agresión sexual, María Jesús Montero se pasó de rosca pronunciándose en contra de dicha sentencia poniendo en cuestión la presunción de inocencia frente al testimonio de la víctima, un argumento insostenible. Dicho esto, no es extraño que un político se acalore en un mitin y, como se suele decir, meta la pata. Me habría parecido lógico que hubiese dado lugar a unas críticas proporcionadas a un discurso pasado de rosca, pero lo que me ha llamado la atención es el revuelo que se ha montado por una intervención que, admitiendo su falta, no deja de ser una subida de tono en un calentón mitinero. La propia María Jesús Montero reconoció que había cometido un error, pidió perdón por lo dicho y, a mi modesto entender, la cosa no daba para escribir un tratado en defensa de la presunción de inocencia, que poco ha faltado. Como era de esperar el PP no tardó en considerar que debería de dimitir del cargo de vicepresidenta del Gobierno. Jueces y fiscales han suscrito un comunicado conjunto instando a todos los representantes públicos a ejercer la máxima responsabilidad en sus manifestaciones. El CGPJ sale en defensa de la presunción de inocencia como si el ardor de una política en intervención mitinera, pudiese anular un derecho fundamental que viene recogido en el artículo 24 de la Constitución. Y para rematar la faena, son incontables los artículos de opinión acusando a María Jesús Montero de poner en peligro el estado de derecho. Mientras que cuatro palabras huecas, sin mayores consecuencias, ocupaban portadas como si se fuese a acabar el mundo, en las playas del levante han aparecido tres cadáveres de inmigrantes africanos que venían a buscarse la vida, un suceso del que apenas se han ocupado los medios. Tres cadáveres de inmigrantes en una playa, hoy no despierta ningún interés periodístico.

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