
Antonio Lao
¿Qué esperar del nuevo secretario provincial del PSOE?
Estamos bastante mosqueados. Hacía tiempo que no nos bajaban las pensiones a los jubilados. Concretamente, desde 2017, cuando Rajoy nos “subió” un 0,25 % y el IPC había subido 1,6 %. Lo mismo había hecho en 2014: nos subió 0,25 % y el IPC 1,42 %. Ahora llevábamos varios años en que las pensiones subían igual o más que el IPC, especialmente las más pequeñas. Y decimos llevábamos porque se acaba de romper la buena costumbre: la subida de las pensiones un 2,8 % (las mínimas el 6 % y las no contributivas el 9 %) ha sido zapateada por la coalición de PP, Vox y Junts, es decir las derechas y las extremas derechas (y que cada uno se apunte donde le parezca).
PP y Junts dicen que han tumbado el decreto-ley, pero que apoyarán la subida de las pensiones -y alguna medida más- siempre que vayan separadas de otras que a ellos no les gustan nada. (Inciso: Vox dice que no apoyará ninguna medida, ni junta ni separada, porque la oposición está para oponerse y qué es esa blandenguería de apoyar una ley de los rojos. Por una vez tenemos que estar de acuerdo con ellos).
El caso es que, aunque se voten sueltas y se aprueben, de momento nos han dado por donde amargan los pepinos a doce millones de pensionistas –y familias dependientes- y a otro puñado de millones de damnificados de catástrofes, usuarios de transportes y otros varios.
O sea, que el fondo de la cuestión es que, además de perjudicar al Gobierno, quieren evitar que los ricos paguen algo. Porque lo que seguro que no van a aprobar son las pequeñas subidas de impuestos a energéticas, la subida del sueldo mínimo, la parada de desahucios y otras medidas sociales.
Porque si estuvieran dispuestos a apoyarlas, ya las habrían aprobado. Hay otra medida que, aunque no es muy relevante, ha levantado bastantes críticas, vamos, follaero y bronca: la devolución de un inmueble al PNV. Se trata de un palacete que era la sede en París de dicho partido en el exilio. Lo habían comprado empresarios vascos para ese uso.
La Gestapo lo incautó al ocupar París y se lo regalaron a Franco. Bueno, pues según la opinión del PP, llevada hasta el paroxismo por el portavoz Tellado, habla de financiación encubierta del PNV. Aparte de que, repetimos, es una devolución, montar semejante pajarraca por un inmueble de 16 millones en un conjunto de los muchos miles de millones que componen el derruido decreto es señal de tener pocos argumentos serios.
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