Cabo de Gata, el parque

Con sus problemas, muchos y por resolver, el parque se ha revelado como el antídoto contra el ladrillo descontrolado

11 de agosto 2024 - 07:00

EL Parque Natural de Cabo de Gata se ha convertido por méritos propios en la referencia de Almería cuando se habla de turismo. Atrás quedaron los detractores que entendían que la protección de este pedazo de tierra de la península venía a cercenar el desarrollo de la provincia. Hoy, casi cuarenta años después, nadie duda de que la protección ha significado una notable avance para el desarrollo de esta tierra. Un perfecto cortafuegos para especuladores, carteristas de lo ajeno, negacionistas y trumpistas de guante blanco con la hormigonera a la espalda o de compañera de viaje.

Con sus problemas, muchos y por resolver, el Parque Natural se ha revelado como el antídoto perfecto para el ladrillo descontrolado y como la base sobre la que se asienta un futuro turístico de excelencia, en una tierra en la que los daños colaterales del desarrollismo sesentero han sido escaso, aunque haberlos haylos.

Los años han significado la consolidación de una marca diferente, única, con carácter propio, en la línea de la sociedad moderna y avanzada por la que que camina la vieja Europa, en la que la vuelta a los orígenes, el respeto por la naturaleza, las aguas limpias y la cultura de la sostenibilidad se impone en la misma medida que alejamos conceptos trasnochados y con más caspa de la que deseásemos.

La tierra que habitamos, aún bastante virgen en lo que a turismo y desarrollo se refiere tiene ante si una gran oportunidad. La oportunidad que otros perdieron porque llegaron antes que nosotros a la opulencia, a los excesos y a la masificación que nosotros aún somos capaces de evitar y prevenir.

Cabo de Gata y sus miles de hectáreas son la plataforma perfecta a la que subirnos y desplazarnos a Europa para vender virginidad, desierto, naturaleza, respeto por el medio ambiente y sostenibilidad. ¿Quiere esto decir que hay que conformarse con lo que tenemos? Rotundamente no. Pero es la base sobre la que debemos anclar nuestro desarrollo futuro. Aquellos que busquen la excelencia deben entender que Almería es el mercado que buscan, es el espacio al que desplazarse y que abandonarán con lágrimas en los ojos por tener que marchar. 

Claro que tenemos otras posibilidades. Incluso a algunos se le ha ocurrido viajar a Reino Unido a vender turismo ornitológico. Hasta es posible que captemos algún británico que venga a Almería a ver el apareamiento de los colibrís en las charcas del río Andarax. Pero ya les digo que si recorre Mónsul, Los Genoveses o la Media Luna y mira el movimiento de las dunas un día de viento, repetirá por la fuerza de la naturaleza árida y hermosa que esta punta de la península ofrece. Y además, sin salir de la provincia te puedes zambullir en las playas que tienen todos, los hoteles que tienen todos y el sol que tienen todos. Pero con una diferencia: la luz única es sólo nuestra.

stats