Antonio Lao
El silencio de los pueblos
El día 2 de octubre, mes del Santo Rosario, es la festividad litúrgica de los Santos Ángeles Custodios, patrones del Cuerpo Nacional de Policía en el que este año celebra sus dos siglos de historia, 200 años desde que un 13 de enero de 1824 la Real Cédula recogió la disposición normativa de la creación de la Policía General del Reino, el antecedente histórico de nuestra institución policial, primer cuerpo policial con dimensión nacional con la función de «garantizar el bien y la seguridad pública».
La Policía Nacional ha buscado y sigue buscando en dar respuesta inmediata y eficaz a las demandas de todos los ciudadanos, razón por la cual, es hoy una de las instituciones más queridas y valoradas por la sociedad española porque ha sabido evolucionar y adaptarse a los desafíos de cada época, forjando en ese largo recorrido unos principios y valores muy sólidos, nacidos del esfuerzo, sacrificio e incluso heroísmo de sus integrantes.
Nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad, hoy miramos al admirado y querido Cuerpo Nacional de Policía de modo especial, que vienen a ser una prolongación humana de esos mensajeros divinos que con los ángeles se nos dan. Una sociedad se hace madura no cuando idílicamente logra superar todo atisbo que la empaña y enfrenta, sino cuando tiene los recursos para prevenirlos, para corregirlos y para proteger a toda la comunidad.
Nuestros policías, en su presencia en medio de un Estado de Derecho, hace esta impagable labor junto a la Benemérita Guardia Civil y a las Policías locales. Estamos en buenas manos en un país como España, que goza de estas fuerzas de seguridad con su alta cualificación, su trabajo bien hecho con eficacia, y la bondad y entrega tantas veces heroica de sus miembros.
Las fuerzas del orden público, como es el caso de la Policía Nacional, tienen su razón de ser en la creación y conservación de una convivencia justa y buena, que se concreta en el servicio al bien común, servicio que lo es al bien de cada ciudadano. La policía ejerce su misión en el acompañamiento, la asistencia y el consejo, así muestran lo que es la misión de sus santos patronos, los Ángeles custodios.
En su efeméride patronal, damos gracias al Señor de la Vida y la Esperanza por vuestra misión, esa llamada a servir, a dar la vida gratuitamente, a servir al hermano, a estar siempre ahí protegiendo y sembrando vida. Escuchar, acompañar, guiar, defender, esta es vuestra misión al igual que los Santos Ángeles Custodios. Paz y Bien.
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