El bello sueño

19 de marzo 2025 - 03:07

Cuando un problema incide sobre la población, estresada y embotada de pantallas saturadas de bits y bytes, salen de debajo de las piedras los nobles curanderos. La gente duerme mal, es un hecho, y a ese campo abonado acuden remedios de parafarmacia y paraespecialistas. Parapsicólogos de la solución, prescriptores del brebaje y la gominola. Han encontrado la piedra filosofal, la melatonina, buscando en la receta bioquímica, el sueño es pura composición molecular, como los antidepresivos, que pulsan la tecla desafinada del piano cerebral, esperando que todo suene armoniosamente. Lo que pasa es que la nota sigue desafinada o todo el piano está mal, o probable y más acertadamente el cerebro, es decir, las personas, no son pianos ni pura bioquímica, como decía Severo Ochoa, porque lo que quería decir es que somos puro mercado de la bioquímica, la farmacopea y los nuevos druidas de la poción mágica y los consejos parlantes. Si hay un problema que está dispuesto a comprar todas las supercherías de los nuevos vendedores de elixires, que van con la carreta como en el oeste, saldrán más y más carreteros con pancartas y todos se abocaran a su pastilla y a su discurso. Y los medios, siempre dispuestos a vender publicidad, incluso de boca de conocidos presentadores de radio, no dudarán en vender los buenos de verdad productos ansiados a un buen precio vive dios y divulgar la falacia, la mentira y la falsa esperanza. Sabedores de que el problema es otro y que es posible que ni siquiera exista. Sabedores de que todos esos productos tienen un efecto limitado y las terapias, discursos, consejos y teorías están llenas de obviedades y cuestiones que no pueden solucionarse tan fácilmente, hacer más ejercicio, no someterse a un estrés laboral, mejorar la calidad de vida, desatender las pantallas y los móviles y mejorar la higiene del sueño. Obvio. Para eso no necesitamos terapeutas del consejo. Lo malo no es eso, lo malo es que magnifican el problema asustando cuando las pautas del sueño no son perfectas y normalizan el sueño perfecto, que nadie tiene y previenen de manera furibunda y fraudulenta, del mal dormir, que no es tal, pero que les asegura la supervivencia en el terreno del perverso gráfico de ventas. Pero como la mayoría les va a creer frente a una realidad (conocida de sobra por ellos) que no vende nada, venga melatonina y parsiflora, que ellos nunca necesitan, claro.

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