La mirada zurda
¿Qué es la suerte?
Cada poco tiempo alguien ataca al vino con la excusa de que el alcohol es malo. Ahora critican hasta la frase que recomienda beber con moderación, cuando esa moderación, unida a la forma mediterránea de beber vino, es lo que hace que sea radicalmente distinto de las bebidas destiladas, que también tienen otra forma de consumo: botellones juveniles y abusos sistemáticos en fiestas y fines de semana. Ninguno de esos antivino tiene en cuenta sus efectos beneficiosos. Marañón lo explicó en “El vino y la medicina” de 1955. Les recomiendo su lectura, no es muy largo y se encuentra con facilidad en internet. Copio un par de frases: “Las más altas autoridades científicas se apoyan en angustiosos cuadros clínicos y en impresionantes estadísticas (que) conducen a la conclusión de que el vino es siempre peligroso y que lo mejor es abstenerse de él (…) ninguno ha podido probar que la alimentación y la bebida calculadas con arreglo a tal o cual teoría sean una conquista útil para la especie humana (…) En la vida corriente, y muy especialmente en la de nuestros tiempos, hay muchos hábitos infinitamente más peligrosos que el del alcohol, a los cuales no aluden, ni los moralistas ni los médicos”. Por ejemplo, los medicamentos contra la depresión, que se han convertido en una grave epidemia. El efecto antidepresivo de un consumo moderado de vino, en buena compañía y con unas tapas adecuadas es superior al de los fármacos. Y sospecho que tiene menos efectos secundarios. Ya lo decía Marañón: “acaso, estos doctores enemigos del buen vino, son los mismos que recetan numerosas drogas, que actúan sobre el sistema nervioso de un modo semejante al alcohol; con la diferencia de que éste acaricia el cerebro y le persuade dulcemente a la acción, y aquellas medicinas, le empujan a manotazos”.
Hay que insistir en que lo malo es el exceso: el trabajo es salud, pero no para quien trabaja catorce horas. Y además, un exceso de vez en cuando también es necesario; por eso se inventaron los carnavales, las fiestas de las cosechas…y las ferias. Así que les voy a desear feliz Feria, con su miaja de desmadre en compañía de las mejores criaturas humanas que puedan. En esos días pasen de la moderación: si les apetece, hagan un ranking de las migas más aceitosas, la morcilla con la cebolla más cruda y el tinto de verano más avinagrado. A vivir que son dos días. Me despido hasta después de la Feria. Si llego en condiciones.
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