La avestruz se tapa los ojos

Reflejos

29 de enero 2025 - 03:06

En el año sesenta y ocho, del siglo pasado, se inició el asalto final de la revolución jacobina pensada en el siglo XVIII, teorizada en el XIX y aplicada, coexistente con otras ideologías, durante el XX, tomando la iniciativa para alcanzar su objetivo final a partir de ese año, aspirando alcanzar el “Fin de la Historia”, en la cual todo proceso de evolución social ha concluido, ya que se ha alcanzado la Utopía convertida en realidad.

Es su pretensión imponer un pensamiento basado en una teoría que suponen real en la conciencia humana, proponiendo el buenismo social, creando tabúes imposibles de sobrepasar, pues el control de los medios de comunicación, que ya ha sembrado esa idea en la sociedad, lo han logrado establecer. Aunque se piense en lo contrario, sobre la irrealidad de sus principios, debido a la dictadura mental establecida, nadie se atreve a decirlo, pues estará fuera de la verdad impuesta. Mas su fachada encierra otros principios, basados en el amor, casi religioso, a la Naturaleza. La Madre Tierra es la gran diosa que nos acoge y da vida, siendo la Humanidad un peligro para su conservación, considerada en sus sectores más extremos como parásitos que la corroen y enferman. Es por lo que una de sus acciones primeras es la extracción de las poblaciones del entorno rural, trasladándolas a grandes urbes, estableciendo un código de conducta social que todos han de respetar. Interesa la destrucción de culturas ancestrales, para permanecer en una horizontalidad mental. Sobra gente en el mundo, por lo cual la disminución de la población mundial es su objetivo básico y primordial. Ya lo propuso el Club de Roma.

Como reacción surgen movimientos radicales, apareciendo personajes histriónicos, estrafalarios, o en posesión de conceptos igualmente contrarios a la libertad y humanismo.

Ambas políticas proceden de la misma fuente de pensamiento, mostrando su interpretación de cómo dirigir el proceso. Los acompañan otros impregnados de la tradición, integrados como polizones, procedentes de teorías abandonadas. Estos políticos son fácil de encontrar en el ámbito internacional.

Los líderes sociales contrarios al Fin de la Historia, tampoco respetan el pasado que dicen defender, mientras, las personas que se rebelan, ante el futuro que aguarda, los apoyan como última opción salvadora. Se agarran a un clavo ardiendo.

En el otro bando, también hay quien cree en la sociedad humanista en libertad, pero se tapan los ojos, pues ven fascistas en su contra. El miedo en todos favorece la situación mundial actual.

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