Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
Soy En estos días que vivimos le damos mucha importancia a las presencias. Nos gusta ver a la gente, notar que se preocupa por las necesidades que tienen o tenemos. Por eso no deja de extrañar que entre nuestros políticos priven más las ausencias. España ha vivido en estos días presencias que se han agradecido y ausencias que claman. Los reyes estuvieron en Valencia en el funeral a las víctimas de la Dana, y la ausencia la puso el presidente del gobierno. Resulta duro que el hombre que se llama y se dice presidente de España, no acuda a la despedida de más de doscientos compatriotas fallecidos. Es difícil llegar a entender lo que pasa por la mente de este hombre, pero nada bueno, o por lo menos reconfortante para estas familias que han perdido a un miembro, y que solo esperaban unas palabras de afecto, ni siquiera de cariño, porque esperar cariño de un político como Pedro Sánchez es mucho esperar. Se ha dicho que es miedo, canguelo a que los vecinos lo pudieran insultar. No creen ustedes que en el sueldo lleva el presidente el que los ciudadanos, ante la situación vivida y la contestación por parte de los políticos, lo menos que deben esperar es que les digan unas cuantas frases poco cariñosas.
Debe ser complicado para un dirigente que solo pueda estar entre los suyos y en recintos cerrados para recibir apoyos y aplausos. No poder pasear con libertad por las calles le debía hacer pensar que lo mismo está de sobra, que la gente no lo quiere, y lo que es peor por su parte, que no está dispuesto a hacer nada por cambiar esa sensación. Es lo más lamentable, lo que nos demuestra el personaje en el que se ha convertido: no es capaz de intentar conquistar a una sociedad, a un pueblo. Le importa un pimiento que la gente no lo quiera. Se esconde, y a ver pasar las sombrías nubes que se ciernen sobre su cabeza y la de su gobierno con cara de mala leche.
Su comportamiento es el de un cobarde que no sabe enfrentarse a la ciudadanos, ni siquiera a los que le votaron, y que ahora le piden comprensión ante la tragedia, lágrimas ante los muertos y compartir con ellos los momentos difíciles por los que están pasando miles de familias. No ha sido capaz de presentarse, dar la cara y soportar los abucheos. Solo así, frente a los ciudadanos, aguantando su pesar, poniendo palabras sobre el dolor se habría hecho perdonar, pero no ha sido capaz. De nuevo ha demostrado que lo suyo es la cobardía y los congresos del sanchismo donde solo va a recibir aplausos.
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