Su Asqueza Real

07 de enero 2025 - 03:08

Iniciamos el año analizando a un tipo de aristocracia que, igual es cosa mía, veo cada vez más numerosa. Me vengo a referir al “asqueroso y asquerosa de cuna”. Si buscamos la definición de este tipo de personajes encontraremos que el concepto hace referencia a aquellos que andan por la vida como si estuvieran permanentemente por encima de los demás. Muchas veces incluso su rostro va contraído en un rictus de asco al verse obligados a mezclarse con el resto de mortales. Como los asquerosos no son nuevos, han sido objeto de estudio desde la época clásica. Así encontramos diferentes subtipos atendiendo a clasificaciones concienzudas que intentaremos resumir aquí.

Tenemos a los asquerosos sutiles. Estos intentan mantener el tipo y disimular el asco que les produce relacionarse con los humanos corrientes. Pero ocasionalmente se les escapa un arqueo de cejas o un movimiento condescendiente que vendría a decir: “si ya os lo decía yo, idiotas”. En el otro extremo tenemos a un tipo de asqueroso que es totalmente explícito. Militan activamente en el sindicato “Asquerosos A Tope” y no desaprovechan ninguna ocasión para mostrar el desprecio que sienten por todos aquellos que no sean sus elegidos. Finalmente encontramos un tercer grupo. A mí, personalmente, me irritan bastante porque no llego a comprender el por qué están en todas partes. Me vengo a referir al asqueroso selectivo o circunstancial. Son aquellos que, en un momento dado, pueden resultar encantadores y al día siguiente se “olvidan” de saludarte aunque te los cruces de frente.

Pero aunque los asquerosos creen formar parte de un linaje superior, la realidad es que su actitud es solo reflejo de su pobre mundo interior. La mayoría de las veces los asquerosos no son más que pobres diablos que, en su intento de diferenciación, solo esconden una autoestima de pena y una inseguridad tan grande que precisan de ese muro que los separe de los demás. Porque, admitámoslo, quien está cómodo consigo mismo y está orgulloso de su origen no necesita mirar a nadie por encima del hombro.

Pero, llegados a este punto, la gran pregunta que surge es: ¿cómo lidiar con ellos? Pues cabe entrar en su juego e ignorarlos o también es posible ser un poco más audaz: responder con una sonrisa. Nada desarma más a un asqueroso que un gesto de calidez inesperado. Y si ni siquiera esto funciona, pues siempre se le podrá decir alto y claro: ¡asqueroso!

stats