La piedra líquida
Un año decisivo
Adíos a 2024, el año del ruido atronador que dijo el rey, el año de la dana de Valencia y la nefasta gestión con que se desempeñó en ella el Partido Impopular, el año de los bulos, las fake news y la ofensiva judicial de la extrema derecha contra el gobierno de progreso legalmente constituido. 2025 será peor, sin duda. Será el año en que la extrema derecha, sin ideología económica conocida –nada sabemos de lo que quieren hacer con las pensiones, con el salario mínimo interprofesional, con la jornada laboral, con la vivienda, con el paro, con la industria, la agricultura, las exportaciones…, con tantas y tantas cuestiones económicas que nos afectan en el día a día a todos–, la extrema derecha, digo, llegará al poder en el país más poderoso del mundo. Un mundo donde las guerras siguen sembrando muerte y destrucción ante la estupefacción impotente de la gente de bien.
En España el péndulo político vuelve al punto de partida, a la época de la Transición, la de la lucha contra la dictadura franquista, descrita en la serie Las Abogadas para los jóvenes que aún creen que la libertad y la democracia es un estado tan normal que se puede alegremente actuar como si nunca hubiera peligro de perderlas, como si ser libre y vivir en democracia fuese algo ya hecho por los antecesores y tan establecido que se puede dar cabida a los que quieren destruirlas y pretenden instaurar otra dictadura justo cuando hace medio siglo de la muerte de Franco.
2025 es el año en que el Estado democrático se va a poner a prueba y va a ser zarandeado desde Washington, Moscú y Pekín con la complicidad de los extremistas locales europeos. La gente común, en España, haríamos muy bien en estar en guardia y velar por las libertades y derechos que fueron tan duros de conquistar a la muerte del dictador. Por eso estará muy bien celebrar los 50 años de los inicios del periodo democrático como celebramos, por ejemplo, en Almería, el aniversario de la conquista, es decir, del robo como botín de guerra de su tierra y sus posesiones a los andaluces y almerienses del siglo XV a manos de otros hispanos. Qué bien haríamos si educáramos a la gente joven en convivencia, solidaridad, derechos fundamentales y valores democráticos.
Así que feliz año –si puede serlo– a todos los que todavía pensamos que la libertad, el derecho y la democracia son valores a defender. Pero no a quienes pretenden suprimirlos. A esos no.
También te puede interesar
Lo último