14 de agosto 2024 - 03:08

La inyección en la carne fría, después de los días sin huella. Los enrollados rockeros que (aún) van a ver a los Rolling Stones (los que quedan) pasan de documentales como Anita Pallenberg: musa de los Stones. Pasan de esa época, de esos rollos, de esas historias macabras. Definitivamente ahora es la era de oro de los documentales musicales, casi todos lanzados por las plataformas, en este caso, Movistar. Estampas familiares con niño y todo esperado cada día al camello. Los Stones siempre tomaron buenas decisiones, olvidar fiscalmente a la Gran Bretaña, olvidar a Brian Jones y olvidar a sus musas, eufemismo de groupies, eufemismo de otra cosa. Pero Anita tuvo suerte con los Rolling y sin los Rolling, acabar como la sombra de sí misma. Shorts vaqueros rotos rubia ojos barbarella. Novia de Brian Jones. Pareja de Keith Richards. Amante de Mick Jagger. Todo eso fue mucho antes de que los Rolling Stones pasaron a ser una empresa que hacía música y ya no escandalizaba a nadie. Durante los dorados setenta fueron los chicos de oro de la industria. Sus girar ya eran bellos gráficos de flujos de caja. Poco a poco se acabaron las Anitas, ya sólo hubo groupies vulgares a las que elegían diciendo esta misma (esto es cierto). Poco a poco se acabaron las drogas, al final acabaron fumandose unos porrillos de vez en cuando, esto es aún más cierto, lo declaró un médico español en alguno de sus conciertos en España donde reclamaron un médico omnipresente por si le pasaba algo a alguno, cuando dicen alguno se refieren a Kiz (así le llaman insistentemente en el documental) Richards. Una vez, en medio de la mala racha de Kiz que duró hasta bien entrados los setenta, le dijeron si había visto la lista de los que eran candidatos a morir ese año y quién estaba el primero. Cuando todo eso se acabó para ser por fin los maravillosos Stones, a Anita la dejaron tirada en la ciudad de turno, buscando droga en los suburbios de la ciudad da igual cual fuese, todas las ciudades tienen suburbios. Buscando la droga, pidiendo como una mendiga a ver si le daban algo, mientras ellos ya eran el mega grupo más mega grupo. Y se acabó la musa y al acabarse la musa se fue la inspiración para siempre. Ya en los ochenta no hicieron una buena canción ni de coña, y así hasta ahora. Casi cuarenta años sin Anita, sin inspiración y sin una puñetera buena canción. Diganme una a partir de 1980, venga, listos.

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