Amontillado en un food truck

09 de septiembre 2024 - 03:08

Heesta semana he estado a punto de ir a un encuentro de food truck que se celebraba cerca. Lo que me hizo desistir es que el alcalde -o concejal o portavoz- de la localidad donde se iba a celebrar la fiesta, lo publicitaba diciendo que iba a ser una “unión de música y gastronomía”. Y me dije ¡cielos! como la música sea del mismo nivel que la comida que suelen vender en estos camiones, será mejor que me quede quietecico. Me acordé de la broma de un amigo residente en el Cabo de Gata, que decía hace años: “Voy a poner un bar con un letrero que diga ‘No hay paella ni pescado del día’, porque en todos los bares lo dicen y las dos cosas son mentira”. He puesto comida porque “food” es eso, comida, no cocina y mucho menos gastronomía: pizzas, gofres, hamburguesas, tacos… grandes, con salsas chorreantes y aromas a grasas incógnitas. Así que me he conformado con mis barras y mesas de siempre, aunque varias de mis favoritas están cerradas en estos días. He tenido una experiencia muy satisfactoria en el restaurante Alquímico. No la comento aquí porque fue un menú especial y una ocasión especial del chef, pero si añado que los productos eran de primera calidad, la técnica culinaria notable y el conjunto –servicio, ambiente, bebidas- muy agradable. Habrá ocasión de comentar otras comidas “normales”. También tengo pendiente comentar el nuevo Club de Mar, así que acabo recomendando cocinar en casa con las estupendas frutas y verduras de la temporada. Hay auténticos bodegones en la Plaza, propios para un cuadro de Arcimboldo. La pega que ponen algunos (aparte de la poca gana de trabajar) es lo mal que combinan las verduras con el vino. Es verdad, con excepciones: si se añade a la verdura algún pescado, carne o aliño, se puede combinar fácilmente. O tomarla con amontillado, la joya de los vinos de Jerez. Por ejemplo, con unas albóndigas veganas que me legó Pedro Berrogui: cocer 150 g de copos de avena en 200 ml de caldo de verduras y curry, hasta obtener una pasta; hacer un sofrito con ajo, cebolla, calabaza, champiñones, espinacas (u otra verdura), sal y pimienta; escurrir y mezclar con la pasta de avena. Formar albóndigas, freírlas y cocerlas, poco, en una salsa de tomate con genjibre. Es ideal para el aperitivo, o con el queso del prepostre, o por la tarde mientras se contempla la caída del sol o el fuego de la chimenea, según.

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