Almería baja en la guía Michelín

El artículo anual que le dedico a la guía Michelín corre el peligro de convertirse en una fotocopia. Porque en Almería estamos estancados y bajando: entre 2005 y 2010 había dos estrellas: La Costa y Alejandro, y aparecían otros 17 restaurantes, seis de ellos con el “Bib Gourmand”. Hemos ido perdiendo estrellas, muñequitos y recomendados, hasta quedarnos en una, dos y siete respectivamente, sin apenas variaciones en lo que va de década. Lo peor es comparar nuestra presencia en la Guía con la del resto de Andalucía. En Cádiz, la primera estrella fue para Aponiente en 2011, y ahora tienen 11: 1 de tres, 2 de dos y 4 de una. Jaén nunca tuvo estrellas hasta 2021 y ya tiene cinco. Málaga sigue subiendo: iguala las once de Cádiz, aunque sin ninguno de tres. En el resto de España, igual: ya hay 17 de tres y casi 300 de una. Por estadística, nos debería haber caído alguna estrella estos últimos años. A los que conocen poco la guía roja, hay que advertirles que las estrellas no son solo para grandes y lujosos locales: se la acaban de dar al Mesón Sabor Andaluz, del que ya comenté algo hace dos semanas. Es un bar de tapas reconvertido en pequeño restaurante de cocina contemporánea, con mucha verdura y máxima atención al producto. Está en un pequeño pueblo de la Sierra de Cádiz, con unos accesos por carretera más bien disuasorios. Y no es un caso único, muchas estrellas están yendo a restaurantes de ese tipo.

¿Qué pasa, pues, en Almería? Una ciudad mediterránea, rodeada de buenos productos agrícolas y marinos, con bastante turismo y un personal autóctono que cada vez come más fuera de casa. Con unos poderes públicos que están invirtiendo bastante en promoción gastronómica. Con una capitalidad 2019 que nos costó un pastón. Con vistosos cocineros que van de feria en feria… Hay quien culpa a las tapas, pero en España hay desde hace bastantes años muchas ciudades que han imitado lo de la “tapa gratis” almeriense de los 50-70, y tienen además restaurantes de buen nivel y, con frecuencia, con estrellas. En privado, algunos restauradores me dicen que hay pocos proyectos empresariales de alta calidad. Añado yo que cada vez hay más locales y cadenas gestionadas por inversores no ligados directamente a la cocina de calidad. Tampoco el público en general parece demandarlo o no habrían cerrado algunos que eran excelentes. Veremos el año que vine.