05 de noviembre 2024 - 03:09

Aveces la literatura adelanta, advierte, avisa sobre acontecimientos futuros, aunque casi siempre se apoye o se base en sucesos ya ocurridos. Así, la novela Nosotros, del autor ruso Yevgueni Zamiatin, escrita en 1920, pero no publicada en su país hasta 1988 a causa de la censura, plantea una sociedad vigilada, con sus derechos y libertades reprimidos por el Estado. Zamiatin, creador con esta obra de la literatura distópica, se basa en sus vivencias de la Revolución Rusa de 1917, que acabó con el régimen zarista y posibilitó la conquista del poder por los bolcheviques. George Orwell se basó en esta novela para escribir 1984, que pasa por ser el mejor ejemplo del género distópico o ucrónimo. Publicada en 1949, también aquí se plantea una sociedad vigilada y con los derechos civiles y las libertades recortados por un Estado que adopta la forma de un gran hermano vigilante, controlador y punitivo. La obra se fraguó en su experiencia de la Guerra Civil Española –recordemos otro libro suyo: Homenaje a Cataluña– y de la II Guerra Mundial. Y finalmente Sinclair Lewis, basándose en la convulsa política europea de los años 30 del pasado siglo XX, dio a conocer en 1935 su novela Eso no puede pasar aquí, donde describe unas elecciones en Estados Unidos que tienen muchos paralelismos con las de hoy: un candidato republicano extremista, inmoral, racista, supremacista, que propugna leyes contra las minorías étnicas y sociales en nombre de una supuesta pureza racial americana –inexistente en un país nacido y crecido con la inmigración procedente de todos los continentes del mundo–, manipula las emociones de la gente demagógicamente y practica un populismo barato, brutal, irracional. Lewis retrata una sociedad que se debate entre su sentimiento de pertenencia a la nación que creó el Estado moderno sobre los derechos civiles y libertades de la gente y la decepción de los que no se sienten ya protagonistas del proceso y quieren contar, ser alguien, con la creación de un Estado fascista en los Estados Unidos.

Zamiatin, Orwell y Lewis adelantan –quieren adelantar– el destino de un mundo en manos de violentos y extremistas que, por mucho dinero que tengan sus dirigentes, por millones que amasen, se sienten frustrados con la estructura económico-social que ellos mismos han creado. Un mundo que hoy, en las elecciones de USA, cruza de nuevo el Rubicón en Occidente: Alea Jacta est.

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