25 de septiembre 2024 - 03:08

La Alcazaba de Almería es inexpugnable. Para llegar a la Alcazaba de Almería en coche antes era fácil y se podía aparcar fácil, eso sí, tenías que subir la peregrina y tortuosa cuesta del calvario de subida, y ahora también solo que para llegar en coche tienes que encontrar la salida al laberinto generado por el sacrosanto museo del realismo, que está muy bien, pero no sé a qué tanto follón de desvíos por calles que nunca llevan a ninguna parte. Yo sí se como se llega a la Alcazaba en coche desde la Puerta de Purchena, pero no se lo voy a decir nadie, para hacer perdurar el mito del almeriense, que no pasa del hotel la Perla todo lo más para ir a Plaza del Monte-Marín, frontera del suburbio lumpen mejor evitable. Cierto es que se está recuperando la zona, el cerro de San Cristóbal, el horror, antes, ahora hay ya unos cuantos aparcamientos normalizados, no escombreras o solares degradados, aparcamientos que por cierto siempre están ocupados las 24 horas. En la Hoya, también anteriormente parking irregular pero parking ahora es un parque simbólico que ha quedado muy bonito, donde se pretendía aprovechar los famosos fondos europeos para crear un espacio de escala urbana allí donde antes se hacinaban coches y paseantes que llevaban perros y ahora solo van paseantes que llevan perros, eso sí la escombrera degradada de antes donde aunque malamente se podía aparcar, ahora no se puede y donde por cierto no he visto, por ahora, paseando a nadie del Ayuntamiento. Y eso tan fácil (aunque irregular) que era ir a la Alcazaba en coche (antes) ahora es decididamente difícil. Claro, se trata de hacer ciudad libre de coches, o mejor dicho, ciudad con coches libre de accesos sencillos. Y al mismo tiempo, según se desprende de las Jornadas Técnicas de la Alcazaba, hacer el acceso a la Alcazaba más fácil para los coches y dotar del suficiente aparcamiento o eso recomendará el futuro Plan Director de la Alcazaba, que sospecho que dirá así como que el color obligatorio será el blanco pero que se podrán utilizar todo el resto de colores, incluso el negro; como aquella aportación popular que era voluntaria y al mismo tiempo, obligatoria. Bajando la metafórica cuesta de los deseos, un gestor me dice que todo es muy complicado en el mundo de la gestión. Y más en el entorno de la Alcazaba. Y tanto, por eso la hicieron allí, alta, altiva, difícil, compleja, inescrutable, inexpugnable.

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