Aurelio Romero

Agresiones intelectuales

01 de noviembre 2024 - 03:09

Al poco de lo de Errejón, Urtasun descartó dimisiones, dijo que “los mecanismos de prevención y detección de nuestra organización han fallado” (¿habéis mirado si se les han acabado las pilas?, a los mecanismos, digo) y anunció unos cursos contra machismos para sus cargos. Así ya podrán, con cursillos. En cambio, contra las agresiones intelectuales no hay cursillos que valgan. Y es que mientras los del ‘espacio a la izquierda del PSOE’ se pelean entre sí a costa del presunto sátiro (desposeído de toda presunción y al que Otegi ha llamado monstruo), aquí nadie habla de esas otras agresiones que, aunque no sean delito y estén normalizadas y asimiladas por la sociedad, no dejan de ser ataques… a nuestro raciocionio, por poco que tengamos. ¿Por qué tantos políticos de todo el espectro insultan, y de qué manera, nuestra inteligencia? La portavoz gubernamental, Pilar Alegría, es una experta (la del PSOE, Esther Peña, no le va a la zaga), pero son muchos los que nos consideran unos perfectos imbéciles y nuestras neuronas ya no pueden más con tanto acoso. ¿No hay nadie en Instagram que recoja nuestras quejas, anónimas, por supuesto? Después podría escribir un libro... En mi opinión, la agresión intelectual más grave que hemos sufrido recientemente la ha llevado a cabo Laura Borràs (los separatas dominan este arte), condenada por fraccionar contratos para beneficiar a un amigo cuando estuvo al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC): tras haber recurrido aquella sentencia, ha pedido la amnistía al Supremo porque ella es “intensamente independentista” y ejerció como directora del ILC “en el marco de un gobierno con vocación netamente procesista”. ¡La Mare de Déu! ¿Cómo ayudar a esta mujer? Otro que necesita terapia urgente es Puigdemont, que la ha sustituido en la presidencia de Junts y que ya habla de recuperar la declaración unilateral de independencia. “Dejemos de resistir y pasemos a la ofensiva porque hay todo un país que nos está esperando”, ha dicho, y ha urgido a los suyos a “salir de los cuarteles de invierno”, con lo que llueve ahora. Ya podemos enviar a Waterloo a media Sociedad Catalana de Psiquiatría para que lo examine que, si él no se deja, no hay nada que hacer.

No hay cursillos para tratar a tanto agresor intelectual. Con paciencia y resignación habrá que seguir soportando este acoso, y los que crean en otra vida después de la muerte, para poder descansar, mejor para ellos.

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