Luces y Razones
Antonio Montero Alcaide
Navidad
Toda una generación de jóvenes y no tan jóvenes esperan una vivienda asequible, y el caprichoso mercado inmobiliario está arruinando la economía de las nuevas generaciones. Siguen los topes de edades, las ayudas para jóvenes de 18 a 35 años. ¿Y los de 36 a 40? Muchos ciudadanos de estas edades continúan sin poder acceder a una propiedad. La vivienda es un derecho, no un lujo que, recuerdo a quien le compete, está recogido en la Constitución y que debe cumplirse independientemente de la edad. La clase media trabajadora dedica entre el 60% y el 70% de su salario para comprar o alquilar una vivienda. Los fondos buitre, los inhumanos propietarios, e incluso, las inmobiliarias, creo que sería muy importante que el Gobierno impusiera una ganancia máxima por la venta o por el alquiler, se están enriqueciendo a costa de empobrecer a toda una generación de ciudadanos.
La colaboración entre gobiernos, sector privado y sociedad civil será crucial para encontrar soluciones sostenibles para que todas y todos puedan vivir justamente.
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