A Vuelapluma
Ignacio Flores
No son las emociones, son las deudas
Si están ustedes paseando por el centro de nuestra ciudad aprovechen que ya han terminado las fiestas de Navidad y que podrán disfrutar de nuevo de las tapas. Lo digo con una sonrisa de incredulidad pero lo de esta Navidad en algunos bares ha sido de una cara y despropósito absoluto. Entiendo que haya que aprovechar las fechas señaladas para hacer caja, incluso poniendo suplementos desorbitados, pero la moda de estos días en Almería era la respuesta de un camarero que lo primero que te decía: “caballero hasta después de Reyes no ponemos tapas”. La cara de asombro del cliente se convierte en la de un tonto. Esta agonía de la tapa almeriense ya venía desde hace tiempo, concretamente desde que terminaron las restricciones por la pandemia. Obviamente, la vida cambia y claro que hay que buscárselas para salir adelante. Lo que no puede ser es que reserves (porque no te queda otra para encontrar algo) y te exijan que tienes que pedir una ración por cada dos comensales y mientras tanto, el de al lado que ha encontrado una mesa por sorpresa se coma una tapa. Hablando con algunos profesionales que trabajan en el sector y comentando una queja que media Almería se hace, afirman que la tapa desaparecerá porque no sacan lo suficiente. ¿Entonces los bares de Granada y Jaén cómo lo hacen? En fin, no se entiende cómo se ha llegado a este nivel y más sabiendo que la fama de la provincia para muchos turista era esa cerveza con plato de migas por 2,80. ¿Qué atractivo está quedando en la ciudad si el centro está despoblado de comercios y su gastronomía se está desvaneciendo? Eso sí, luego se celebra la feria de la tapa o el concurso para saber cuál es la mejor. Establecimientos que participan y luego en estos 15 días de fiestas te dicen que a pesar que fueran ganadores, ahora no ponen ese platillo. Defiendo los suplementos de las tapas elaboradas o una subida de precio de forma moderada de la caña, pero no defiendo que se carguen algo tan nuestro como es una tapa de migas o panceta. Nos estamos cargando poco a poco nuestras costumbres y eso pesará para el que venga a pasar unos días. Menos mal que las vistas de Cabo de Gata no cambiarán.
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