Socialismo, corrupción e impuestos

Lo que aflora es un submundo vomitivo y repugnante, de gentuza que se pule el dinero de todos los españoles

Lo raro no es que las alcantarillas del socialismo patrio estén rebosantes, porque así es como han estado siempre. Lo raro era que fuera precisamente este partido el que, de repente, se hubiera transformado en ‘don Limpio’ por arte de magia, tras haber protagonizado las más reseñables chapuzas legales y los más flagrantes choriceos de la historia reciente de España, desde los casos Filesa, Malesa y Time Sport hasta los de Luis Roldán o Juan Guerra, pasando por el caso récord, el de los EREs, el enchufe de la mujer de Juan Espadas, la señora ‘Guorperfe’ y el más reciente de Tito Berni, sin olvidar el empaquetamiento del oro del Banco de España con dirección a Moscú, para asegurar, entre otras cosas, el futuro de todos los sinvergüenzas que habían saqueado el país primero y provocado una cruenta Guerra Civil, en la que no tenían ninguna posibilidad de éxito, más tarde.

Lo absolutamente inverosímil era que, de pronto, ese partido rodeado de una insoportable peste a degradación moral, alrededor del cual proliferaban los conseguidores de prostitución y drogas y los que tenían dinero para asar una vaca, se hubiera alzado al gobierno de la mano de Pedro I El Falso-Pedro Chapote porque su rival, el PP, era un partido corrupto. Era una irracionalidad, un absurdo, una anormalidad como la copa de un pino.

He dicho mil y una veces que no conozco ni un solo caso de un Ayuntamiento gobernado por el PSOE en el que, al final del mandato, no haya aflorado una abismal, una descomunal deuda. Y ahora, por tanto, lo que aflora del subsuelo no es ninguna casualidad, sino el resultado del habitual modus operandi de los socialistas, corruptos hasta el tuétano, desvergonzados en esencia, marcados de por vida por aquello de que ‘el dinero público no es de nadie’ y, por tanto, se puede guardar en el bolsillo de uno como si no doliera.

Lo que aflora, ahora, son historias de puticlub, son de nuevo los dineros extraviados y las mascarillas pagadas a precio de oro, son las vidas de lujo de quien no tenía dónde caerse muerto, son los porteros de prostíbulo elevados a asesores cualificados del ministerio, son las amenazas de Koldo y es Ábalos y sus ‘sobrinitas’.

Lo que aflora, con un tufo mareante, anestesiante, es un submundo vomitivo y repugnante, de gentuza que se pule el dinero de todos los españoles, mientras no dejan de pedirnos que nos apretemos el cinturón y que paguemos más impuestos.

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