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Pedro Sánchez encabezó el tuit en el que anunciaba la presentación de lo que llama "reforma del delito de sedición" (primera mentira: se trata de abolir) con esta frase: "Estamos construyendo convivencia". Se presentó por la puerta de atrás, legal, es cierto, como lo suelen ser todas menos las de los garitos, pero también apta para saltarse los trámites a los que obliga presentar los documentos por la puerta principal. La puerta de atrás en este caso es escoger el camino de la proposición de ley presentada por dos partidos -PSOE y Podemos- para que pueda ser aprobada velozmente sin los informes preceptivos del Consejo General del Poder Judicial y el Consejo de Estado. Lo hace, dice, para homologarnos con Europa. Lo hace, se sabe, para contar con el apoyo de ERC en la aprobación de los presupuestos, aguantar un año con su apoyo, el de Bildu y, por supuesto, Unidas Podemos -¡viva la socialdemocracia y el centro izquierda!- y preparar en este tiempo un frente populista (que no popular) con refuerzos independentistas que le permita gobernar sin obtener mayoría en las próximas elecciones. No son las únicas trolas y manipulaciones. En el texto presentado se alude a "realidades sociales y configuraciones doctrinales propias de hace dos siglos" que deben reformarse "para que el ordenamiento jurídico español actualice ciertas definiciones, en cuanto a los comportamientos delictivos y a las respuestas adecuadas en las sociedades del siglo XXI". Además de pasar por alto la reforma socialista del Código Penal de 1995, este interés por el aggiornamento no le afectó cuando recurrió a una ley de 1870 para indultar a los nueve líderes catalanes que habían sido condenados a penas de entre 9 y 13 años de prisión por el Tribunal Supremo. Curioso: quien aplica una ley que tiene su origen en 1822 considera que otra de 1870 no se adecua a las sociedades del siglo XXI. Más curioso aún: los beneficiarios de la aplicación de la de 1822 y la supresión de la de 1870 son los mismos. Y Sánchez necesita su apoyo. En tres minutos Vicente Vallés -pueden verlo en las redes- desmontó las mentiras de Sánchez sobre los indultos (que nunca iba a conceder por oponerse a los indultos políticos) y la sedición (que en el caso de los catalanes agravó llamándola rebelión) confrontando las declaraciones del presidente en las que decía una cosa para después desmentirse, mintiendo en ambos casos.
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