
A Vuelapluma
Ignacio Flores
¿Por qué 101 lobos?
Podríamosconvenir que prácticamente sólo ha habido dos grandes cambios históricos en España en los dos últimos siglos: el que se produce a comienzos del siglo XIX con el fin del Antiguo Régimen con la invasión napoleónica y el alzamiento popular y el que procede a finales del siglo XX con la tardía Democracia parlamentaria. Dicho de otra manera, en la España contemporánea, a comienzos del siglo XIX se abre un proceso histórico tendente a la Modernidad el país, que tendrá altibajos y periodos de regresión, y que culminará a finales del siglo XX con la transición política y la consolidación democrática.
Los acontecimientos que se están produciendo en España están dejando al descubierto que la sociedad civil española no está vertebrada, lo que supone que sea nula la cohesión social, lo que nos está impregnando a un pesimismo y desencanto ante una crisis, aún mayor, que la del 98, sí no somos capaces de impulsar propuestas regeneracionistas y la acción de los políticos, que con una mirada transversal, den un impulso de progreso para poder circular por el siglo XXI superando las situaciones no deseadas y las crisis existentes.
Las actuales polémicas, en muchos casos con una grosera incorrección política al margen de la legalidad oficial, no favorecen a la sociedad civil española para conjurar cualquier clase de ruptura que se nos ofreció de aquella transición política, la cual nos disuadió de la complejidad transversal para mejor garantizar la continuidad nacional como instrumento fundamental para el desarrollo económico, político y social de este país.
La transición del 75/78 tuvo un enfoque prospectivo y por ello fue un éxito que con el tiempo y la mala fe contractual pactada han pretendido envenenarla y diluirla. Ahora toca afrontar el futuro de España entre lo deseable y lo posible, entre lo que queremos y lo que determina la realidad pasada y presente con una perspectiva predictiva, interpretativa y crítica, ya que no podemos colonizar el futuro imponiendo determinadas visiones.
En fin, o definimos la nueva era conciliando los intereses nacionales y estatales con los descentralizados y hasta con los europeos, a pesar de la avalancha mediática, o estamos abocados a nuestra desaparición como país ante la desidia e ineficacia administrativa, el favoritismo en la vida pública, la corrupción política y la desatención a los más necesitados.
También te puede interesar
Lo último